Las pequeñas vacaciones de Nancy fueron las mejores de toda su vida. Celebró un año más de vida de su abuela, compartió con sus hermanos y familia y su amor por Mason se acrecentó en cuestión de horas.
Esa chica triste y de mirada preocupada se desvaneció de la nada, de la misma forma en la que apareció. Mason inyectaba alegría pura a su vida, haciendo de ella una joven risueña, positiva y con grandes ganas de salir adelante.
Al regresar a su rutina diaria, luego de aquel descanso para la familia Brooks, tomaron la decisión de contratar dos personas que le ayudaran a la abuela en el restaurante. Ella se negaba a dejar de trabajar, es por ello, que sus nietos le pusieron condiciones a la anciana mujer, después de todo, su salud empezaba a deteriorarse y lo menos que querían era que su abuela enfermara. Además de que ya no estaba en edad para hacer sacrificios tan grandes, sabiendo que ellos podían valerse por su propia cuenta y empezar a velar por ella.
El restaurante cada día se hacía más conocido. Incluso a veces se veían a gatas para poder sacar todos los pedidos, pero con el par de manos extra todo era más sencillo que antes. Los tres nietos de la mujer se sintieron más tranquilos al saber que ya tenían quien estuviera de ciento ayudándola, ya que ellos debían cumplir con sus responsabilidades y a veces tenían que hacer malabares para ir con su abuela.
Aun y con la ayuda de las chicas que contrataron, Nancy iba a diario al restaurante. No podía dejarle toda la carga a su abuela, además de que debía pagar insumos y facturas de proveedores. Alguien debía hacerse cargo de la parte administrativa y al parecer ella era la que debía estar al frente de eso.
Mason le ayudaba a su novia a recibir el pedido mientras ella pagaba al proveedor. Tenía algunos días en la ciudad y le gustaba mucho el lugar, pero la única razón por la que estaba allí era por Nancy. Le hacía feliz pasar tiempo con esa chica que había capturado su corazón, no le importaba si debía ayudarle en su trabajo.
Nancy se acercó a ayudar a Mason, pero él siendo el caballero que era, le aseguró que él podía hacerse cargo solo.
La chica no le protestó, todo lo contrario, se quedó contemplando como su novio cargaba las cajas él solo. Ese hombre le encantaba cada vez más. Desde su escultural y bien tonificado cuerpo hasta lo más bonito que había en su corazón. La derretía con cada palabra que le decía, cada beso que le daba o esos gestos tan bonitos que hacía por ella.
Su corazón ya no era suyo, era de ese hombre que le sonreía con coquetería y la miraba con un inmenso amor que no sabía si podía existir en el mundo. Se sentía plena a su lado y no estaba dispuesta a ceder su amor a nadie.
—¿No tienes trabajo que hacer, Srta. Brooks? —la pregunta del hombre la sacó de sus pensamientos más profundos.
—No, de momento solo tengo que observarte —respondió con diversión y un dejo de insolencia—. Ya sabes, solo me estoy asegurando de que hagas un trabajo excepcional.
—Oh, ya veo —Mason dejó la última caja en su lugar y se acercó a la chica con lentitud, acorralando su cuerpo contra la puerta de la bodega—. En ese caso, ¿cuál sería mi paga?
—Mmm, déjame pensar cuál sería tu paga...
Nancy fingió pensar, mientras tanto, su novio la tenía presa entre su cuerpo y la puerta y le sonreía con picardía a la espera de una respuesta.
—¡Lo tengo!
Antes de que ella pudiera decir más, Mason la besó con fiereza y pasión, deslizando sus manos por su cintura y afianzó un firme agarre en sus caderas.
La joven se dejó vencer por la experimentada boca de su novio y envolvió su cuello con sus brazos, acercándolo un poco más a su cuerpo y moviendo los labios al mismo compás que los de él.
Las manos de Mason vagaron por la espalda de ella, acariciando con una sutileza y poder que tenían a la chica ardiendo de deseos.
Sus pieles transmitían un intenso calor. Deseaban desatar la pasión contenida y amarse hasta quedar rendidos en los brazos del otro.
—Quédate conmigo esta noche en el hotel —le pidió, sin despegar sus labios de los de ella—. Quiero hacerte el amor.
Esas palabras provocaron escalofríos e intensificó el calor por todo el cuerpo de Nancy.
—Si lo pides así, no tendré más opción que volver a mentirle a mi abuela.
El hombre soltó una carcajada y observó el hermoso rostro de su novia. Esa frescura y alegría le encantaba de ella. Sentía que la amaba de tal manera que lo hacía soñar con el futuro y que no habría en el mundo ninguna otra mujer que le incitara tanto como Nancy.
—Mi madre quiere conocerte —le dijo de repente, tomándola por sorpresa—. No es que estés en la obligación de hacerlo, pero bueno...
—Sería todo un honor conocer a la mujer que te dio la vida —le sonrió para tranquilizarlo.
—¿No crees que vamos muy de prisa, mi amor?
—A veces pienso lo mismo, pero en estos momentos no tenemos que perder tiempo. Mis sentimientos por ti son muy sinceros, sin importar que te haya conocido hace unos meses.
Mason sonrió y besó sus labios, acariciando su mejilla con suavidad.
—Pues déjame decirte que mi amor por ti es verdadero y muy sincero. Jamás me había enamorado con esta locura y ansiedad —la miró a los ojos, reflejando en su clara mirada todo el amor que sentía por ella—. El tiempo que estuve tan lejos de ti e incomunicado por poco me vuelve loco. Necesitaba verte, escucharte, besarte, sentirte —suspiró, rozando su nariz con la de ella—. Ahora que estoy contigo, no quiero alejarme de ti nunca más.
—Tampoco quiero estar lejos de ti.
Se miraron fijamente por largos segundos, antes de que sus bocas volvieran a fundirse en una sola con ansias locas.
Por poco, Mason suelta sus verdaderos deseos, pero una parte de sí lo detuvo. No quería precipitarse en nada con Nancy, además, tendría tres meses enteros para asegurarse de su amor por ella y que sería la mujer con la que desearía pasar el resto de su vida.
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Cuando Vuelvas Conmigo[✓]
RomanceEl amor llega a la vida de Nancy cuando menos se lo esperaba, haciéndola vivir un sentimiento que jamás se imaginó que sería tan bonito, fuerte y real. Pero la realidad de una vida riesgosa y complicada hará que ese amor tan anhelado se convierta en...