Capítulo 24

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Bastian

Un pequeño desliz mostró la turbación en el rostro del detective ante sus palabras, pero no duró mucho. Duval desanduvo sus pasos y se volvió a posicionar cerca de él.

Al llegar, no esperaba encontrarlo aquí, o que hubiese fisgoneado entre sus cosas. Mejor dicho, se adueñó de la oficina, como si fuera natural que estuviese ahí. Evitó que el disgusto se mostrase en su rostro. Más porque siempre cerraba con llave y no le había dado tiempo a ordenar. Se supone que Duval no dejaría el hospital hasta el día siguiente.

Era de esperarse que ignorase las indicaciones, una de las razones por las que decidió permanecer cerca de él para evitar que hiciera alguna tontería y agravara su recuperación. Por la mañana no le dio tiempo a pasarse, ya que debía encargarse de otros asuntos antes de ir al juzgado para declaración pericia.

—¿Algo que deba saber antes de ir? —inquirió Duval, suspicaz.

Bastian lo consideró, después negó. Este hombre desconocía lo que era el espacio personal. La distancia entre él y el detective era cada vez menor. No iba a darle la satisfacción de retroceder.

¿En serio haría esto? Bueno, el mensaje que recibió era de su hermana. Esta vez sus padres no se conformaron con escribir ellos mismos, sino que acudieron a Bárbara. Tampoco le respondió, lo haría más tarde.

—Nada relevante. Son una familia normal —mintió un poco.

—¿Ellos saben que no llevarás a una mujer?

Bastian sintió el escrutinio sobre él. Negó sin ahondar en detalles, por lo que el detective añadió:

—Vas a usarme para molestarlos. —Un brillo de diversión atravesó su mirada.

—Por supuesto —admitió, a estas alturas no le veía caso a negarlo—. ¿Por qué más te lo pediría?

—Algunos hijos desean impresionar a sus padres, pero tú no buscas eso. Me pregunto si quieres proteger tu bienestar emocional de algún trauma del pasado.

—¿Vas a analizarme? Ni siquiera lo intentes, Duval —advirtió con una cortés frialdad.

—No es mala idea —respondió con determinación—. ¿Qué podrías esconder?

No pudo reprimir la pequeña sonrisa que se formó en su rostro, y dijo:

—Si tuvieras que hacer mi perfil, tendrías que replantearte tu existencia. —Hizo una pausa—. ¿Es todo? Debo regresar al trabajo.

En vista de que Duval no dijo nada más, Bastian se dispuso a prepararse para ingresar al cuarto frío. Aún tenía algunas autopsias pendientes, aparte del papeleo pertinente.

—Si esperas que tu mentira se sostenga, debemos aclarar algunas cosas.

—¿Cómo qué? Solo será esta vez, no será necesario recordar nada.

—Se supone que seré tu pareja, una de la cual nunca les hablaste, ¿y esperas que ellos solo lo crean?

—Tendrán que hacerlo. ¿Por qué pareces más interesado que yo?

—Nada en particular —se apresuró a decir.

—Tengo que terminar aquí, luego hablamos. O en vista de que no tienes nada mejor que hacer, puedes ser mi asistente. —Con eso esperaba que al fin se marchase, aunque no era mala idea ponerlo a realizar informes para él, después de todo, Duval había visto los suficientes para ser capaz de redactar uno si le proporcionaba las notas—. ¿No?, eso pensé. Te veo mañana.

—¿Crees que tu trabajo me disgusta?

No es como si lo fuera a poner a realizar necropsias, aunque sí deseaba ahuyentarlo con ello. Recordó la herida, sería lento para el trabajo.

Muerte a cada pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora