Muerte a cada paso

Capítulo 18

Terry

—Puede ser —convino con seriedad.

Una vez más, Finnegan lo sacó de balance. Lo disimuló bastante bien, en su ordenador abrió los archivos, y reprodujo el primero. Su propia mente empezó a elaborar conjeturas. Aún no estaba del todo seguro de cuáles eran las intenciones al dejarlo ahí. No era un ataque al azar, había sido premeditado. Podía concederle eso a Finnegan.

Pausó el video y se levantó de su asiento.

—Me inclino a pensar que lo considera un juego. —Se paseó con las manos en la espalda. Se detuvo enfrente de la pizarra—. Ya nos hizo ver que tiene conocimientos médicos por los cortes infligidos. Y ahora, nos lo reafirma con esto.

—¿Por qué tú de entre todos los del equipo?, ¿hay alguien a quien hayas molestado antes? —Finnegan sonrió y negó con la cabeza, el gesto despreocupado llevó un mechón de su cabello a su rostro—, no sé por qué te pregunto eso —prosiguió, y terminó de recogerlo para evitar que se escapara otra vez. Eso dejó al descubierto sus facciones.

Terry lo observó un par de segundos más antes de volver la vista a la pizarra. 

—El blanco más obvio era Andersen, ella es la fiscal después de todo, está por encima de nosotros. Al parecer lo molestó la rueda de prensa, o le gustó la atención. Falta comprobar cuál de los dos.

Finnegan pareció meditarlo, su expresión seria, distante.

—Eres quien está a cargo de esta investigación. Como dije, una advertencia. No para ti, para todos —dijo con certeza, antes de que él pudiese contradecirlo—. Lo hizo tan fácil, ella puede ser la siguiente.

—Tal vez, o tal vez no.

—¿Qué quieres decir?

—¿Qué lo hace elegir a estas personas? —Hizo una breve pausa—. Aún no lo sé. Por otra parte, sospecho que, si no se ha encontrado a otro, a pesar de haber transcurrido poco más de una semana, es porque ya tiene un blanco en la mira. Algo lo detiene o no considera oportuno actuar con todo el mundo alerta. O tal vez se entretuvo mandándome al hospital.

—Volvemos al asunto de que te quiere fuera. De alguna manera tuvo que saber dónde estarías esta noche.

—Me pudo seguir —respondió Terry restándole importancia—. Tengo una rutina de la oficina a la casa, y una que otra parada al gimnasio, por Lys la he cambiado un poco. Además, no hay forma de que supiera que me reuniría contigo al final del día. Sin intención de ofender, eso no fue normal, por lo que tuvo suerte de encontrarme desprevenido.

—Si tú lo dices.

—Tuvo la oportunidad, y no lo hizo. Mal por él, no tendrá otra —afirmó—. ¿Advertir qué?, ¿qué me aleje y no me acerque? —rio—, eso no va a pasar.

—Eres demasiado confiado para tu propio bien —respondió Finnegan, al tiempo que se colocaba un par de guantes.

Ignoró su comentario.

—Los asesinatos fueron planeados, no al azar —dijo—. Se toma su tiempo para prepararlos. No dejó evidencia, hasta ahora —agregó lo último antes de que Finnegan dijera algo—. Una suposición es que llevaba consigo el sedante sin saber que le daría uso esta noche. Excepto, ¿en un descuido dejó la jeringa? Sí, no me parece probable.

—¿Crees que fue a propósito? —Finnegan detuvo lo que hacía, y miró en su dirección.

—Es una posibilidad, al igual que la sangre que encontraste.

Terry supuso que al fin tenían un sendero que seguir, sin embargo, resultó que estaba mezclada con la de Cordelia, por lo que quedó inservible.

—Altera las escenas, y nos hace pensar que tenemos algo. —Finnegan asintió en acuerdo.