Capítulo Veintiocho

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A esas alturas, Jimin no sabía lo que hacía, o más bien sí lo sabía y por esa misma razón lo hizo, levantó su cabeza y unió sus labios nuevamente con los de Jungkook quien sorprendido correspondió al beso lentamente.

Ninguno sabía que les traería el futuro más adelante, o como debían comenzar lo que en ese momento querían. Jungkook admitía sentir atracción física por él, no era la primera vez que lo decía y Jimin sabía que no debía emocionarse por algo como eso pero así fue. Su corazón golpeó contra su pecho al oírlo y besarlo nuevamente. Era un sentimiento que jamás había sentido antes en su vida y sabía que el alfa se sentía de la misma forma porque podía conectar con sus emociones en ese momento lo cual lo hizo sentir un poco más seguro a su lado, ya que no solo era él.

Sus respiraciones se mezclaron, sus lenguas se encontraron y un bajo gemido escapó de sus labios cuando se alejaron, Jungkook lo liberó y cayó a su lado en la cama mirando hacia el techo.

— Quizás también me gustes — confesó Jimin después de varios minutos en silencio.

El alfa solo sonrió y cerró sus ojos, suspiró cuando el rubio se acomodó a su lado para dormir junto a él. Esa fue una de las pocas veces que ambos se sentían a gusto y en paz con la presencia del contrario.

[...]

— Quizás no sea muy bueno cocinando, pero me veo bien haciéndolo y eso es lo importante— asintió cortando los tomates con suma concentración.

— Moriremos de hambre Park— suspiró Jungkook.

— ¡Pues entonces debiste traer comida y no ingredientes para cocinar! Agradece que al menos algo se hacer— murmuró entre pucheros que divertían al alfa— Ya deja de reír, pudiste traer algo simple.

— Tomé lo primero que vi en la despensa, nunca he cocinado en mí vida, bueno, lo hice pero estaba apurado por lo que eché lo primero que ví.

— Trajiste tomates y zanahorias Jungkook, ¿qué se supone que podemos hacer con eso?— lloriqueo.

Jungkook iba a decir algo cuando alguien tocó la puerta por lo que se acercó a esta con su ceño fruncido encontrando del otro lado a Wheein con una canasta en sus manos.

— Lo supuse cuando vi que faltaban los tomates y las zanahorias — explicó rápidamente.

— Ahora se porque te aprecia tanto — murmuró Jungkook recibiendo la canasta en sus manos.

— Disfruten — sonrió — El general Namjoon estará cerca por si algo sucede, dijo que le avisará si el asunto es de suma importancia su alteza — hizo una pequeña reverencia — Espero disfruten la comida.

— Gracias — le sonrió de vuelta despidiéndose de ella— Deja esos tomates Park, hoy comeremos comida.

Dejando lo que hacía, Jimin se acercó a él con una gran sonrisa que cautivo al Alfa por unos cuantos segundos.

Su madre le había dicho que ese Omega tenía algo especial, que no solo era su belleza, y Jungkook podía confirmar eso.
Todos los empleados lo adoraban, los niños del hogar aún preguntaban por él y el pueblo parecía feliz con su futuro rey, era increíble como se había ganado el amor de todos en tan poco tiempo.

— Fresas — susurro llevando una a su boca — Son las que coseche con Wendy — sonrió.

Y ahí estaba, algo que llamaba su atención de Park Jimin era su sencillez, no era estricto y si debía ayudar a servir la mesa, pese a no ser su tarea lo hacía, incluso solía ayudar en la cocina aunque solo hacía desastres y terminaba en un rincón comiendo pan con mermelada tras ser regañado por las cocineras. No le gustaba usar joyas, o trajes costosos, había pedido que un diseñador poco conocido en el pueblo fuera quien confeccionará sus trajes, y también pidió para los niños del hogar. Le gustaba encargarse de su caballo el mismo aunque luego terminaba lleno de tierra, también solía salir al jardín a pintar en el piso.

Realeza Azul |• KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora