Capítulo Diecisiete

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No sabía qué estaba tramando, pero aún así lo siguió. A decir verdad, Jimin estaba cansado de seguir en casa, y si ese alfa lo sacaba de allí así sea para llevarlo a un baldío y asesinarlo, iria de todas formas.

— Vaya, esto es increíble — susurró cerrando sus ojos mientras aspiraba el aire fresco.

Jungkook lo observó atentamente.

— ¿Por qué actúas como si hubieras estado en un calabozo sin luz?

— Porque es exactamente donde estuve.

— Qué — frunció su ceño.

— Mira eso— señaló a lo lejos en pueblo — Uh, ¿podemos ir allí?— preguntó mirando al Alfa.

— Eso haremos, ni se te ocurra alejarte — dijo seriamente.

Jimin asintió, pero poco a poco la desesperación lo invadió pues iban a paso de tortuga y uno de los guardias guiaba su caballo para evitar que corriera. Mirando a Jungkook bufó aún más al ver cómo este mantenía una postura recta luciendo como todo un noble en su corcel. Era ridículo.

— Definitivamente tiene el porte de un rey — murmuró por lo bajo.

— ¿Dijiste algo?

— Si, creo que me estoy haciendo viejo aquí — sonrió.

— No exageres.

— No lo hago, esto es ridículo por sí solo— rodó sus ojos —Pero, ¿por qué salimos tan de repente?—lo observó — Es más, ¿por qué es que salgo con usted?

— ¿Qué?

— Normalmente me tiene encerrado allí 24/7 mientras sale durante semanas. Ni siquiera avisa de su regreso.

— Ni siquiera te importa eso.

— ¿Por qué debería importarme? — lo observó — De qué vale preguntar si ya estás aquí cuando al día siguiente se va nuevamente, solo gastaría saliva en vano.

— No exageres.

— Vamos alteza, desde nuestro compromiso pasa más tiempo en la “frontera” que en casa.

— ¿Qué significan esas comidas con tus dedos?— frunció su ceño Jungkook.

— Significa que no le creo.

— ¿Cree que?

— Olvidenlo.

Jungkook aún seguía con la duda, pero lo dejó pasar restándole importancia a sus palabras. Le resultaban graciosas sus quejas y reproches, así como el hecho de que ultilizara un lenguaje formal e informal al mismo tiempo al dirigirse a él. Tenía la habilidad de pasar de lo formal a lo informal con mucha facilidad y eso le sorprendía.

[...]

A una distancia considerable, Jungkook observó cómo los niños de la iglesia recibían a Jimin con abrazos y besos. La escena era demasiado tierna.
No había olvidado el cumpleaños de la pequeña Hye, por esa razón habló con el padre de la iglesia para organizar una pequeña celebración para todos los niños, se conmovió al oír que todos ellos habían sido abandonados por sus padres allí.

— Príncipe Jimin, ¿trajo dulces?— preguntó Soobin.

El rubio solo miró a sus espaldas encontrándose con los ojos del Alfa quien asintió.

— Si, trajimos muchos dulces para todos— les sonrió.

Fue así como la celebración del cumpleaños de Hye comenzó, todos los niños cantaron para ella y luego comieron felizmente entre risas a las cuales Jimin se les unió.

Realeza Azul |• KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora