Capítulo Cuarenta y Seis

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— Lo encontré en el bosque — sonrió Namjoon.

— Lo olvidé, aún se mantuvo allí — acarició al Son — Lo lamentó amigo, me olvidé de ti, soy un mal dueño.

— Todos en su reino están sorprendidos con su desaparición, oí que la reina se enfado y Yoongi lo busco por todo el pueblo, envié a uno de los niños con su carta, espero que eso logré tranquilizarlos y hacerle saber que está a salvo y regresará pronto.

— Gracias.

— Dios, dicen que el baile fue un desastre y muchos Omegas se marcharon enfadados por su ausencia. Es posible que los nobles estén hablando pestes de usted en este momento.

— Es lo de menos, los entendería de todas formas, llevo una semana aquí— suspiró— Sé que hablarán con derecho. Pero poco me importa

Por otro lado, Jimin quien observaba el cielo, se encontraba relajado y pensativo. Habían salido para recoger algo de fruta, pero Haneul se fue con el hermano pequeño de Hyunjin y Félix por lo que se quedó solo.
Todo estaba en orden hasta que sus grises ojos miraron al frente, a unos cuantos metros de distancia, se encontraba Namjoon cerca del almacén junto a Jungkook quien sonreía.

— ¿Por qué está feliz ahora?— murmuró.

Sus ojos divisaron en ese momento a ese caballo y repentinamente sintió una emoción en todo su cuerpo que lo hizo acercarse inconscientemente. Los ojos del animal se centraron en él y soltándose de la correa de Jungkook, se acercó.

— ¿Son?— susurró con lágrimas en sus ojos.

El caballo parecía feliz de verlo y Jimin solo lo abrazó mientras sonreía. Los recuerdos eran borrosos, pero allí estaban, recordaba a ese caballo como la palma de su mano.

— Tú, eres tú — sonrió mientras lo acariciaba con ternura.

Jungkook lo observó, Namjoon a su lado posó una de sus manos en el hombro del Alfa.

— Sabe que sería gracioso alteza — lo observó — Que recordará todo menos a usted.

— Eres cruel hombre.

— Juro que en mí cabeza eso era gracioso — sonrió a modo de disculpa.

[...]

Esa noche había una gran celebración, Jungkook no sabía la razón, pero aún así decidió unirse a ella junto a Jimin.

— Papá se ve bonito — murmuró Haneul mientras veía a su padre y al mismo tiempo jugaba con el cabello de Jungkook quien lo tenía en brazos.

— Si, es molestó — suspiró, muchos alfas allí miraban a su Omega.

— Lo sé — hizo un puchero Haneul.

Jungkook lo observó sorprendido y rió.

— Junkoo, tú eres mejor que esos alfas — lo observó — No dejes que papá huya.

— Eres increíble mocoso — beso su mejilla.

Jimin los miró a lo lejos, últimamente se habían unido mucho, eso era preocupante para él.

— Déjalos — le tomó el brazo.

— Abuela — susurró.

— Quita esos malos pensamientos, ese alfa jamás le haría daño a Haneul — sonrió — Sería incapaz de hacerlo.

— Yo, es que jamás pude deshacerme de ese miedo — suspiró Jimin — Siempre estuvo allí, sé que está a salvo pero… siempre sentía que algo malo podría pasarle o que debía protegerlo de todo y-

Realeza Azul |• KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora