Realeza Azul |• KookMin

Capítulo Cuarenta y Cinco

A la mañana siguiente, cuando despertó, Jungkook estaba sentado en la sala y lo observó fijamente en todo momento.

— ¿Qué?— suspiró.

— Cocinas.

— Y eso…

— Es que tú — sonrió — Tú no sabes cocinar y ya van dos veces que te veo hacerlo y resulta gracioso.

— ¿Qué no sé hacerlo?— frunció su ceño — Siempre he sabido cocinar para su información.

— No.

— Claro que sí — frunció su ceño Jimin.

— Dije que no — negó nuevamente Jungkook.

— ¿Cómo puede saberlo?— dijo a nada de lanzarle el jarro con agua caliente.

— Sé todo de ti Omega.

Ante sus palabras, Jimin guardó silencio.

— Junkoo, vamos a recoger flores — dijo Haneul caminando hasta el alfa para tomar su mano — Vamos, vamos.

Jungkook solo sonrió y se puso de pie para acompañarlo. Jimin vio todo eso en silencio, y siguió con lo suyo.

Todos desayunaron juntos. Fue extraño para él tener a alguien más en su mesa, pues siempre fueron solo ellos dos

[...]

— No es gracioso Félix.

— Lo es, te desespera tanto un simple alfa, no puede ser tan malo — sonrió mirando al este a lo lejos.

Jungkook cargaba una bolsa de trigo en uno de sus hombros mientras su mano izquierda era tomada por Haneul quien hablaba sin parar de quién sabe qué.

— Ellos parecen padre e hijo — susurró Félix inconscientemente.

Jimin lo miró de inmediato y frunció su ceño.

— No digas tonterías — negó adelantándose.

— Hyung no te enfades — rió siguiéndolo de cerca.

🍓🌼🍓

Habían pasado dos días en los que Jimin sentía que ese alfa prácticamente invadía su espacio personal. Aún no podía entender cómo es que permitieron que se quedará con él, sabía que en parte era su responsabilidad porque fue él quien lo trajo a la aldea.

¿Pero qué más podía hacer?, se había desmayado al verlos.

— Odio esto — susurró observando las flores que había traído para él hace un momento.

— ¿Qué odias papá?

— Está vida — hizo un pequeño puchero haciendo reír a su hijo — ¿Qué hiciste hoy?

— Junkoo jugo conmigo, me enseñó a contar y también me ayudó a repasar mí lectura.

— Haneul, a ti…¿Te agrada ese hombre?— preguntó curioso y el menor asintió — ¿Por qué?

— Es igual a Haneul — sonrió tiernamente.

Jimin asintió, en eso tenía razón, no solo se parecía en su cabello, sino en la forma de sus ojos, también en sus dientes, ambos parecían pequeños conejitos.

Pensar en ello le causó un leve dolor de cabeza.

— Llámame si necesitas algo — dijo y el menor asintió.

Camino hasta su habitación con la idea de descansar un rato, pero cuando entró vio al Alfa de espalda a él con su torso desnudo.

— ¡Lo siento! — se dió la vuelta de inmediato con un fuerte sonrojó.