Epílogo

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La vida pasaba rápidamente, Hoseok sentía que con cada mísero día envejecía en la tristeza de haber perdido a todos en su familia. Lo único que lo mantuvo en vida todo ese tiempo fue su hijo y su hermoso Omega.

Pero hasta los días hermosos son algo pasajero. El sol desaparecía cuando las nubes lo cubrían por completo.

— Alteza, su majestad pide verlo de inmediato.

— ¿Es algo urgente?— preguntó sin siquiera ver a su sirviente.

— Podría decirse — susurro.

El alfa suspiro y continuó mirando por la ventana esperando que lloviera en algún momento como en cada día nublado que se encontraba. Decían que después de la tormenta una brillante mañana se asomaba. Algo en él quería probar esa teoría.

— Dile que venga.

— Como ordené — asintió.

Había estado con mucho trabajo, razón por la que Taehyung estaba algo enfadado con él. El Omega lo mandó al diablo y dijo que iría de visita al reino del Norte como solía hacer cada año, Hoseok pensó que así se pasaría su mal humor, pero una semana después en su regreso sólo Ji Han  le dió besos y abrazos.
Hoseok no sabía qué pasaba con su amado esposo, pues actuaba de forma extraña y cuando lo veía sus ojos se llenaban de lágrimas. Habían vuelto hace  apenas dos días.

— ¡Papá!— entró sin permiso.

Hoseok lo observó con ternura, Ji Han siempre hacía eso, escapaba de sus nanas y venía a su despacho, a veces lograba distraerlo con dibujos o con sus juguetes. De esa forma podía trabajar sin problemas, aunque otras, era algo complicado pues su adorable pequeño, de solo cinco años, le exigía atención.

— Ji Han.

— Papá, quiero nuevos juguetes — pidió con un pequeño puchero.

— ¿Qué?— sonrió.

— Quiero nuevos juguetes, no tengo nuevos juguetes y si no los tengo no podré jugar. Yo quiero mostrarle muchos juguetes para que podamos jugar juntos.

— ¿De quién hablas?— frunció su ceño.

— Del niño bonito, quiero mostrarle todos mis juguetes y-

—¡Ji Han!— llamó acercándose al despacho del mayor.

— Oh Oh — cubrió su boquita con sus manos al oír la voz de su padre Taehyung.

— Aquí estás — suspiro.

— Solo quería más juguetes papá — susurró bajito con tiernos pucheros.

Hoseok rió al verlo.

— Ven aquí mocoso — lo tomo en brazos Taehyung— ¿Bajarás a almorzar? — preguntó hacia el alfa.

— Dentro de un rato, coman sin mí — sonrió.

Taehyung suspiró, él siempre hacía lo mismo muy pocas veces, en escasas ocasiones, comían en familia.

— Jungkook está aquí — informó buscando su mirada.

— Lo sé, ví el carruaje — acomodó sus papeles sobre su escritorio sin mirar a su Omega.

Taehyung asintió cabizbajo.

— En verdad creo que deberías bajar.

— Tae-

—Hablo en serio, Jung — susurro saliendo de allí junto a Ji Han.

Hoseok sabía que tenía razón, algún día debía enfrentarse a Jungkook. El alfa solía venir a verlos cada tanto todo los años mientras que él no era capaz de poner un pie en el reino del Norte sin sufrir a causa de su culpa y recuerdos.

Realeza Azul |• KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora