Capítulo 2 - Adiós

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¡Hola! Espero que no os haya hecho esperar mucho, pero os prometo que el capítulo os va a gustar, y es muy largo. No quiero hacer spoiler de este capítulo, pero os recomendaría buscar en Google Imágenes fotos de Perth(Australia), que es ¡preciosa!. Por otra parte, estoy segura de habéis visto Titanic, y tras leer el capítulo seguro que pensaréis que es mi película favorita. Pues...siento deciros que ¡estáis en lo correcto! Siempre me ha gustado hablar de la película y vosotros, ¿que opináis sobre ella?

Disfrutad del capítulo, amores.

P.D : ¡Pasad un buen verano!:D

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CAPÍTULO 2 - ADIÓS

Los siguientes días después del accidente fueron un verdadero caos. La policía consiguió localizar a mis padres y nada más saber lo ocurrido volvieron a Denver. Me sentía fatal, sin fuerzas. Mis padres tenían que asistir a juicio dentro de dos días, mientras que yo me quedaba en la sala de espera para saber la decisión final.

Ya habían pasado dos horas desde que se habían metido allí dentro, y a medida que pasa el tiempo me ponía más nerviosa por saber la noticia. Supuestamente me tenía que quedar allí esperando, pero necesitaba urgentemente ir al baño y no creía que en dos minutos acabase el juicio. Fui corriendo a los baños, y cuando acabé y empecé a lavarme las manos, oía como la puerta gigantesca donde se realizaba el juicio se abría y un gran bullicio de gente caminaba y charlaba.

Ansiosa por la noticia, salí corriendo de allí, y tenía esperanza en que al final mi custodia la conservasen mis padres. Miré en la sala de espera, pero allí solo había gente que no conocía de nada. Me metí entre ellos para ver si así conseguía distinguir a mis padres, pero no hubo suerte. Entonces si no estaban allí...tendrían que estar dentro de la sala del juicio. 

Abrí disimuladamente la puerta por si alguien me veía y me escurrí lo más rápido posible. Aquello era enorme, parecía sacada de las películas. En los asientos de delante, pude divisar a una señor y un señor que parecían estar lamentándose.

 Y eran mamá y papá.

Fui corriendo hasta ellos y solo pude ver que tenían los ojos rojos y las lágrimas se les caían a chorros. No me hizo falta preguntar, supe la esperada noticia al instante. El pánico y la pena invadió mi cuerpo y sólo pude abrazarlos a los dos.

—Mamá, papá esto no hubiese pasado si no fuese tan torpe —dije con un nudo en la garganta.

—No cariño...aquí la única culpa es nuestra, no tuya — me respondió calidamente para que me calmase, pero volvió a romper a llorar.

De verdad que no podía ver en ese estado a mi familia, se me rompía el corazón. No me podía creer que me tuviese que mudar con mis abuelos a los que nunca conocí ya que vivían en la otra punta del mundo, en Australia. 

2 días después...

Sólo quedaban cinco minutos para que me viniese a buscar el taxi. Mis maletas descansaban en el recibidor de la casa mientras que yo estaba sentada en el sillón con la mirada perdida. Todavía estaba asimilando que me iba a ir de la casa donde viví toda mi vida, donde pasé los mejores momentos con mis amigos, y por supuesto donde mis padres me cuidaron y criaron. Habían desmejorado mucho y su aspecto ya no lucía como hacía tres días. 

Su única hija se marchaba y se iban a quedar sin nadie. Aquello me daba mucha pena, pero era inevitable.

El claxon del coche que me venía a buscar empezó a sonar, y mis padres bajaron como espectros por las escaleras del segundo piso para despedirse de mí. Fui corriendo rápidamente a abrazarlos y no pude evitar que se me cayesen las lágrimas. Ellos hicieron lo mismo.

Aguas Secretas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora