Capítulo 9 - Secretos a la luz

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—No voy a parar hasta que me digáis la razón, como si me tengo que tirar desde el balcón de mi dormitorio—tenía pensado en volver a intentarlo, pero me eche para atrás ya que Cora estaba vigilando la parte que daba al agua y tenía cara de pocos amigos.

Entre todos se dirigieron una mirada que no llegué a entender, así que fruncí una ceja. ¿No me digas que tenían planeado secuestrarme? Mi pensamiento de interrumpió por la voz de Amanda.

—Siéntate—ordenó con un tono autoritario que me estremeció y le hice caso como un cachorrito indefenso—No te muevas ni un pelo.

¿Acaso era tan importante lo que iba a suceder? Tenía miedo, mucho miedo.

La abuela a continuación tragó saliva y miró a Cora y Heather, dándoles una señal o algo por el estilo.

—Eres—dijo Cora.

—Una—siguió Heather.

—Gilipollas—añadió Cora interrumpiendo a Amanda.

Volví a fruncir el ceño. ¿Aquello debía de ser una broma, no?

La abuela fulminó a Cora con su mirada, era la primera vez que ella se mostraba divertida.

—Fuera bromas, Cora.

—Vale, vale.

Volvieron con el mismo procedimiento anterior.

—Eres—empezó Cora de nuevo.

—Una—continuó Heather.

Tras unos eternos segundos, Amanda por fin soltó su palabra—Sirena.

"JA, JA, JA"

¿Y cuál era la gracia de aquello? La verdad es que no lo pillaba. Asentí y sonreí como si me lo creyese.

Tras unos segundos, ellos se dieron cuenta de que obviamente no me lo creía. Amanda suspiró.

—Primero, ese es el secreto, quieras o no admitirlo. Segundo, ¿nunca te has parado a pensar por qué vivías tan alejada del mar? —"A mí padre le dieron trabajo allí, lista" —Tercero, esa es la razón por la que no te dejábamos bañarte — "Eso último a lo mejor me lo creía, pero sus razones me parecían demasiado...como decirlo...incompletas"

Volví a asentir como el que habla con una pared. Alguien bufó. Era Cora.

—Oh vamos, no seas niñata—me dijo molesta—Si quieres te hago una demostración.

—Venga—contesté desafiante sin creerme una gota de sus palabras.

Ella saltó y se sumergió en el mar, y al poco apareció, apoyando sus brazos. Me fijé que sus ojos se habían tornado a un color verde alga y el pelo lo tenía mucho más largo que hace unos minutos, además de que lo tenía intacto.

—Cuarto, esta es la razón por la que el otro día me ofendí con el documental.

A continuación, se sentó sobre el suelo, enseñándome su cola verde. Tras estar unos segundos en la superficie, su cuerpo se volvió a transformar en forma humana, como por arte de magia.

Mi cara de alucinación y mis ojos abiertos como platos debían de valer millones en esos instantes. Estaba en pleno proceso de asimilación.

—Así que...—murmuré—Era verdad.

—Sí, Lía, sí—contestó asintiendo mi abuela.

"Si lo estoy alucinando que bajé Dios y lo vea"

 Nadie apareció, por lo que aquello no debía de ser una broma de mal gusto. Millones de preguntas se formaron en mi mente, pero solo una parecía la más factible en ese momento.

Aguas Secretas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora