Capítulo 14 - El esperado día

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POV DESCONOCIDA

Creía que ya era hora de que supiese su origen, a pesar de que su carácter no concordaba con la familia de donde provenía. Tras estar pensándomelo durante mucho tiempo, allí le iba dar una explicación. Quién sabía, igual me podía servir de ayuda y todo.

Finalmente, me adentré en las aguas y lo convoqué. Esperaba no arrepentirme de tomar esa decisión.

POV LÍA

Me levanté a una hora aleatoria y corrí la cortina. Estaba nublado y me desmotivó ver un cielo tan gris ya que esperaba un sol espléndido, o al menos ese era el pronóstico. El reloj acababa de dar las doce en punto y justo un mensaje llegó a mi móvil.

Heather : ¿Te apetece ir hoy de compras?

Lía : Vale. ¿A qué hora?

Heather : ¿A la una?

Lía : Me acabo de despertar, mejor a la una y media.

Salí de la conversación y bloquee el móvil. Todavía tenía que hacer la cama, ordenar el dormitorio, desayunar y darme una ducha. No sabía por qué, pero aquel día me sentía más perezosa de lo normal.

El agua caliente recorrió mi cuerpo y acabé rápido ya que quería estar puntual. Me envolví en la bata y fui a recoger mi habitación.

Un rato después, estaba en la cocina comiendo sin entusiasmo unos cereales. Me fijé que los ronquidos del abuelo se oían desde la planta baja. Entonces recordé qué podía hacer para atraer a Crystal a casa. Google no me servía, ya que la gente ignoraba ese tema y en las enciclopedias solo hablaban cosas malas de las sirenas. A lo mejor podía encontrar algo en el libro de las sirenas.

Eché mi silla para atrás haciendo que chirriase y corrí hacia el salón. Rebusqué por todas las estanterías y revisé la mesita de café, pero allí no estaba el libro. Mis esperanzas iban desvaneciéndose poco a poco.

Salí a la terraza y me desperecé. No era motivador ver un cielo encapotado pero por lo menos hacía calor. Me hundí en la mecedora del IKEA que Amanda se había comprado hace poco y observé el azulado mar. ¿Era cosa mía o lucía más oscuro?

"Serán imaginaciones tuyas, Lía"

Dejé de balancearme y apoyé mi brazo en la mesita que tenía al lado. De repente, levanté la vista y vi que tenía mi brazo encima de un enorme libro rojizo. 

El libro de las sirenas.

Lo cogí mientras suspiraba por mi torpeza ya que no entendía como no podía haberlo visto. Abrí el índice y tras rebuscar en las amarillentas páginas, no encontré absolutamente nada de cómo atraer a las sirenas.

Recordé que un rato después había quedado con Heather así que miré el reloj por si había gastado mucho tiempo. Todavía era la una menos cuarto.

Dejé el libro en mi regazo mientras me balanceaba y cerraba los ojos. Oía romper las olas y en un momento dado los abrí repentinamente, viendo a lo lejos a un chico surfear. 

¿Podía ser Kyle?

Lo seguí observando ya que lo hacía realmente bien. Unos minutos más tarde, divisé una ola bastante más grande que las que había cogido antes y parecía contener algo extraño. Era del color del mar, pero dentro de ella había algo negruzco, como múltiples brazos. 

 

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Aguas Secretas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora