Capítulo 4 - Un día lleno de aventuras

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Maratón 2/2

—¿Estoy soñando, abuela? — le pregunté hechizada.

—No creo cariño —me contestó con una sonrisa y se rió un poco.

Entre que llegábamos a la casa, me tuve que pellizcar un par de veces para ver si todo aquello era real, y sí, efectivamente lo era. La abuela me abrió la puerta y me adentré. 

Aquello era impresionante : grandes ventanales con vistas al mar, un espacioso salón y una cocina de alta gama como en los programas de reformas de la televisión.

—Ven, te voy a enseñar tu dormitorio —me dijo  mientras subía las escaleras al segundo piso. Fui tras ella y llegamos a un pasillo con varias puertas.

—Al final está el baño, y nuestra habitación está enfrente de la tuya.

A continuación, abrió la puerta de madera y una brisa recorrió mi cuerpo. Entré y me quedé todavía más alucinada de lo que ya estaba. 

Era una habitación espaciosa pintada de color azul, con una cama de matrimonio, sofá, televisión y hasta un pequeño balcón que daba al mar. Todavía estaba en proceso de asimilación cuando la abuela me dejo sola para que fuese recogiendo las cosas. El viento me hizo reaccionar, cerrando la puerta de un golpe. Me tumbé en la cama, que era como si estuviese en una nube. Unos minutos después, me puse el pijama y me acosté.

"Bueno, al fin y al cabo no todo es tan malo" —pensé mirando el blanco techo —"Pensaba que los abuelos eran un poco más jóvenes, pero no pasa nada, de momento estoy muy contenta con ellos"

Tras meterme en mis pensamientos, me di la vuelta en la grande cama y vi que las maletas estaban abiertas y todavía sin recoger nada.

Ya lo recogeré mañana, tengo tiempo suficiente —dije susurrando sin importancia y cerré los ojos.

....

Me estaba congelando y abrí los ojos. Miré hacia la ventana, y me di cuenta que me había olvidado cerrarla. Las cortinas se revolvían por el viento y fui rápidamente a cerrarla. Observé que estaba a punto de amanecer, así que serían sobre las seis de la mañana.

Y cuando estaba a punto de cerrarla, oí una voz proveniente del mar. Me asomé con curiosidad al balcón, y vi que las aguas estaban anaranjadas por el reflejo del sol. Allí no había nadie, pero sí que oía una triste canción.

Dormiré mientras mis alas

flotan por que llegaré al destino donde un día

yo

Mi corazón curaré

Y los pedazos de mi alma rota

Alguien recogerá

Como una pluma el viento me acunará*

Vaya, aquella canción era conmovedora y muy triste. Solamente pude observar que era de una voz femenina. Finalmente, cerré la ventana y vi de reojo que algo se acababa de meter en el mar.

 ¿Había alucinado? 

Sin pensarlo más, me metí en la cama y suponía que al día siguiente tendría tiempo para averiguarlo.

6 horas después...

El abuelo me despertó ya que había estado durmiendo hasta tarde. Eran las doce de la mañana. Vaya, pues sí que había dormido. Abrí las cortinas y observé el despejado día y el precioso mar color cristalino. 

Aguas Secretas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora