Lía Wilson es una adolescente de 15 años que lleva una vida completamente normal. Sin embargo, mientras sus padres están de viaje , provoca un accidente que la obligará a mudarse a la otra punta del mundo.
Allí hará nuevas amistades, experimentará...
Llegamos al oscuro y sucio hall , donde nos despedimos del portero, sin saber si aquella sería la última vez que lo veríamos.
Ya por las solitarias calles, Crystal me sacó tema de conversación para olvidarse de aquella vergonzosa situación que había acabado de pasar.
Me contó a modo de relleno—la mayoría de cosas ya las sabía—que ella prefería la 2ª opción para casarse con Leo ya que prefería estar en el agua, afición que compartía con él. Al parecer, tampoco quería tener hijos porque en su familia eran seis hermanos, siendo él el mayor de todos.
Algo que no sabía—o que no había escuchado—era que los dos eran veterinarios y que trabajaban juntos y que se casaron desde hace unos años.
Llegamos al edificio donde vivían, en pleno centro, no podía estar mejor ubicado. De repente, Crystal se echó una cabeza a la cabeza.
— ¡Mierda! —frunció los labios—¡Se me olvidó comprarle la comida al pez!
Ante aquella situación me ofrecí voluntaria—Si quieres puedo ir yo entre que ayudas a Leo con la cena.
—Sí mejor...—metió apresurada la mano dentro de su bolso para coger la cartera y darme el dinero—Con esto será suficiente—me extendió un billete de 10 euros y se lo cogí.
Así que me di la vuelta con rumbo a...—¡Lía!—me voltee hacia la voz de mi hermana—¡El supermercado está al girar la esquina! ¡No vuelvas muy tarde que se enfría la cena!
Y efectivamente, nada más girar había un cartel inconfundible de la tienda. Fui directamente a la sección de animales, y por suerte la de peces era amplia. Me agaché para coger el último bote de comida más barato que había y me levanté rápidamente para ir en dirección a la caja.
Pero como no, me choqué con algo.
—P-perdón—levanté la vista para encontrarme con unos ojos escalofriantes mezclados entre gris y azul, y no, no eran los de Sheyla.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Chica, parece que vives en el mundo de Yupi, no hay día que vayas centrada—me dijo en un tono burlesco.
Aquella chica...no la veía desde hace algún tiempo. La primera vez que la conocí fue en mi primer día de instituto, y de la prisa que llevaba colisioné contra ella.
—A-amber—mi subconsciente dijo en alto su nombre.
—Así me llaman.
Se produjo un breve y muy incómodo silencio, y yo lo único que hacía era mirar el paquete de donuts que ella llevaba consigo, ya que no era capaz de mirarla a los ojos.
—¿Quieres venir conmigo a dar un paseo por la playa?
Tan grata fue muy sorpresa que se me olvidó que tenía que llegar cuanto antes a casa de Crystal.