Después de un largo rato, nos dimos cuenta de que nos teníamos que ir de aquella cueva rápidamente e irnos con los demás a la playa para no levantar alguna sospecha en los profesores, ya que nos la podíamos cargar.
Todavía procesando la información, nadie se volvió a atrever a decir una palabra desde que Sheyla hizo su confesión. Entonces, por una vez tome yo la iniciativa para romper el hielo.
— ¿Nos tendremos que ir, no? —dije en un tono indiferente.
Parece que todas volvieron a la faz de la tierra cuando escucharon mi voz, me miraron, asintieron y se levantaron.
— ¿Y-y ahora que hacemos? —Heather se mostraba bastante nerviosa, y aquello no podía significar nada bueno porque se ponía histérica y las demás nos estresábamos todavía más.
— ¿Cómo que qué hacemos? —Cora levantó una ceja mientras encogía los hombros.
—Pues digo yo que esto se lo tendremos que comentar a nuestras abuelas.
La morena se puso una mano en los labios, dándose cuenta del razonamiento de Heather—Mierda. Es verdad.
Todo se volvió a quedar en silencio otra vez, aunque no duro por mucho tiempo.
—Yo creo que se lo deberíamos de decir—interrumpió Sydney con un tono convincente.
—Creo que es mejor dejarlo estar—Cora le lanzó una mirada lasciva, pero la rubia no se dejo—No deberíamos presionarlas mas con ese tema.
— ¿Cómo? —Syd frunció el ceño, enfadada—¿Y no decírselo hasta que algún día ocurra algo en el mar y tengamos un cargo de conciencia por guardar silencio? Cora, piensa lo que has dicho.
Solamente hablaban ellas dos, mientras las demás mirábamos expectantes el debate, a lo que la morena finalmente se pronunció tras estar reflexionando unos breves momentos.
—Tienes razón, Sydney—un momento... ¿Cora le había dado la razón a alguien? —Pero creo que deberíamos de aclarar una cosa con Sheyla.
Acto seguido, todas apoyamos la decisión de explicárselo a los reinos y salimos de la cueva, metiéndonos sigilosamente en la playa como quien no quiere la cosa.
Todas empezaron a buscar con la mirada a la princesa sirena de la perla gris, pero desafortunadamente yo no veía muy bien de lejos, entonces no pude ayudar mucho.
— ¡Ahí esta! —Tanya la señaló entre todo el bullicio de estudiantes que había por allí, a lo que Sydney rápidamente le bajo el brazo porque era de mala educación.
Caminamos a paso ligero y Cora, que iba la primera y la más lanzada, la cogió disimuladamente de la muñeca y la llevó un poco lejos de la demás gente.
— ¿Qué queréis? —Sheyla se cruzó de brazos mientras nos miraba con aquellos enigmáticos y escalofriantes ojos— ¿Sorprendidas?
Era difícil que alguien se pusiera más chula que Cora, a lo que ella le contestó otra cosa—No creo, he tenido sorpresas mayores en mi vida—y antes de que pudiese responder nada, cambio al tema que le queríamos comentar y relajó la voz—Sheyla, estamos aquí las cinco princesas sirenas de cada reino y creo que estaría bien que te unieses a nosotras por si las moscas.
Ella se empezó a reír descaradamente pero enseguida volvió a adoptar su tono rocoso—De momento no tengo intención de cooperar con vosotras—miró al mar y clavó sus ojos en los de cada una—A menos que surja algún peligro, aquí estaré. Por lo demás, no quiero mantener relación alguna con ninguna.
Y se fue, dejándonos a todas con cara de paletas, sabiendo que no sería nada fácil trabajar con ella en un futuro.
Al día siguiente...
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Aguas Secretas©
FantasíaLía Wilson es una adolescente de 15 años que lleva una vida completamente normal. Sin embargo, mientras sus padres están de viaje , provoca un accidente que la obligará a mudarse a la otra punta del mundo. Allí hará nuevas amistades, experimentará...