6

113 25 2
                                    

Nanami volteó a ver al peli blanco muy enojado y confundido por su comportamiento, varias preguntas pasaron por su cabeza, pero no había respuesta.

— ¿Haibara, estás bien? — preguntó el rubio con preocupación, este apoyó sus manos a los costados de la cabeza del mencionado.

El peli castaño no hablo, solo se quedó paralizado, recuerdos azotaron su mente como un torbellino y el tener muy cerca al contrario empeoró las cosas, ya que este había empezado a llorar.

Nanami se sorprendió al ver lágrimas correr por su rostro, rápidamente se apartó para dejarle espacio al peli castaño, no entendía su reacción. ¿Había hecho algo malo?

—Tranquilo, ¿que ocurre? — el rubio intentó acercarse, pero los quejidos y jadeos del contrario lo alertaron.

—A-aléjate, por favor....ve-vete.....
— susurro Haibara asustado, sus ojos demostraban terror y miedo. Tapó sus oídos con desesperación.

—Haibara..... — Llamó el rubio en un tono suave, agarró con cuidado las manos del contrario para hacer círculos en sus palmas. El chico se removió incómodo por la acción e intento zafarse.

—Qui-quiero salir.....Te-tengo miedo.....Me siento a-atrapado.....
— sollozo el peli castaño aterrorizado, de pronto empezó a hiperventilar. Nanami sabía que dolía, no algo físico, pero sí mental y emocional.

Haibara le había contado que su razón por la cual está aquí, es debido a que hace un tiempo fue de expedición a un templo con sus amigos, exploró cuevas y en una de esas quedó atrapado.

Pasaron varias horas para poder sacarlo, debió de tener mucho miedo, estaba solo y sin poder comunicarse, tras eso él mismo se encerró en su mundo y quedó con estrés postraumático.

Su personalidad de ahora con la de antes había cambiado drásticamente, dejó de hacer excursiones y se fue perdiendo a si mismo.

Por eso su miedo a espacios oscuros o cerrados con poca ventilación y el repentino acercamiento de las personas hacia él, a tal punto que es asfixiante, le asusta.

El rubio al no ver resultado, busco entre sus bolsillos algo para captar su atención, encontró un bizcocho, iba a comerlo después, pero quizás esto ayudaría a Haibara, puesto que el ama la comida y no se resistiría.

— Mira, un bizcocho de vainilla, ¿quieres? — Nanami le mostró aquel dulce, el contrario volteó a verlo muy nervioso.

Este dudo por un momento, aun tenía un sin fin de pensamientos que solo lo hacían temblar. Pero la sonrisa amable del rubio, lo reconforto.

Haibara tomo entre sus manos el dulce, olisqueo con su nariz como si fuera un conejo para después empezar a comer, la suavidad y la contextura le agradaban, ayudandolo a tranquilizarse.

—No sé como ayudarte, tampoco soy bueno con las palabras, pero ten en cuenta que tendrás mi apoyo, así que si te sientes mal, dímelo.

—Es-está bien...Gra-gracias...Na-nanami...

El rubio sonrió, con su pulgar limpió las mejillas empapadas del contrario, ahora mismo se desconoce, ¿por qué está haciendo esto?

Jamás tuvo paciencia y suele enojarse muy rápido cuando las cosas no salen como el quiere a tal punto de explotar de una manera violenta.

Pero en este momento, está tratando con suma delicadeza y compresión a Haibara, como si fuera una flor la cual debe cuidar.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora