°ʚ✩ɞ°
Él quería morir.....Él quería vivir
Él no tenía esperanzas.....Él sí las tenía
Si él era la luna.....Él era una estrella
Si él era la noche.....Él era el día
Ambos eran totalmente diferentes
Pero se complementan a la perfección
Sin embargo el...
—Satoru.... — Volvió a llamar, pero esta vez fue en un tono más bajo y casi suplicante, tampoco oyó su voz. Él no estaba aquí.
—Veo que ya despertaste, ¿cómo te sientes? — habló Toji, quién sonrió levemente al verlo en sus cinco sentidos —bueno, medio consciente— observó con cuidado su portafolios, dónde reposaban sus notas.
— Mi cabeza me da vueltas, como si me la hubieran pateado....
— Es lógico, te caíste por las escaleras
— Sabe, ¿dónde está Satoru?
— Debe de estar en el baño, le aconsejé que se lavara la cara, se veía fatal
Bien, eso es suficiente para que Geto, tratará de levantarse de la camilla, lo logró, aunque eso ocasiono que se mareara, el mismo efecto que tenían los borrachos después de tomar demasiado. Quizás estaba borracho, pero de amor y preocupación.
Pudo dar el primer pasó, su visión era un poco borrosa, por lo cuál se guiaba mediante el tacto y la audición, casi cae, Toji lo sujeto conmocionado por la insistencia de él.
—Ey, tranquilo, acabas de sufrir una caída, no te esfuerzes... — declaró el mayor serio, ayudándolo a apoyarse para que tenga soporte. Pero este lo alejó y se agarro de la pared.
—N-no, debo de moverme, te-tengo que buscar a Satoru.... — respondió el contrario nervioso y un tanto molesto por lo inútil que era en su estado actual. Salió de la habitación a duras penas, atrás de él, Toji, que intentaba convencerlo para que volviera a la camilla.
Geto realmente se encontraba feliz, aunque diera pasos cortos y estuviera casi ciego, lo estaba logrando, pero su cuerpo dejó de funcionar e iba a desplomarse.
Cuando unos brazos lo sujetaron, tan firmes como un roble, pero tan suaves como una pluma, tocó, palpo con sus manos y lo supo de inmediato, el olor a colonia a lavanda, la increíble suavidad, era obvio quién era.
—Sa-Satoru.... — susurró Suguro sorprendido, la pena que estaba en su corazón desapareció, algunas lágrimas se formaron en sus ojos café. Aferrándose a él como si pensara qué no fuera real.
—¡Ge-Geto! ¡Deberías de estar descansando! ¡¿En qué estabas pensando?! — grito el peli blanco muy asustado, el nudo de su garganta se hizo presente, por lo cuál solo pudo sollozar, ya que ninguna palabra más podía salir de su boca.
—Lo siento, no fue mi intención.... — sollozo Geto culpable, llorando todavía más, ver la molestia y preocupación del contrario, le rompió el corazón.