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La calidez de su tacto, me hizo sentir somnoliento, claro que también se debía a que la noche ya había llegado, el cielo se oscureció y solo la adornaban las estrellas, acompañando a la luna en su soledad.

Él me hacia sentir extraño, débil, eso me asustaba, podría ser mi cazador y yo un cervatillo llendo a su trampa por las palabras bonitas que me decía.

¿Que era está sensación? Mi corazón se encogía y latía demasiado, casi aprisionando mi pecho en una celda, de mi boca no salían palabras, aunque sea un murmullo. Nada, absolutamente nada.

Cosquillas azotaron mis mejillas y estómago, advirtiendome de algo, ¿quizás debía de parar esto?, no lo sé, es raro. Todo mi alrededor se había silenciado por completo, como si no haya nadie con vida, solo nosotros dos.

Me da escalofríos, quiero alejarme, porque esto no estaba bien, era incorrecto, ¿acaso temía ser vulnerable con él? ¿Yo con él? Mi empeño en cerrar mi corazón, es como intentar encender un fuego con fósforos en la nieve.

Sin embargo un fuerza abrumadora solo hacía que lo buscara, me acercara, encontrara su calidez, algo prohibido crecía dentro mí, estando a su lado, me sentía feliz, lleno de paz, seguro, como si él tuviera la respuesta a todos mis problemas. ¿Tal vez sea verdad?

Mis ojos lo miraron fijamente, esto era demasiado bueno para ser verdad, ¿no es así conmigo por beneficio propio?, me conoce de alguna forma, sabe parte de mi pasado, ¿me chantajearas? ¿Me abandonaras? ¿Qué buscas Geto? ¿Dinero? ¿Poder? ¿Eres como los demás?

Los pensamientos se apropiaron de mi mente, eso dolía, ardía y quemaba, verdades que podrían hacerse realidad, trage saliva por el nudo en mi garganta, las enredaderas incuestaron sus espinas, sacándome jadeos silenciosos.

Mi respiración se mezcló con la de él, su mirada fija en mí, me siento especial, sus ojos oscuros resplandecian como los de un gato, el dolor, tristeza y culpa azotaban su expresión.

Debiste de pasar por mucho, ¿no?, creo que lo mío no es comparado con lo tuyo, yo aun tengo a mis padres, pero tú estás solo. Aun así, yo ya estaba vacío hace años y tú moriste después de perder lo que más amabas. Eso nos diferencia.

Estaba tan cerca de mí y eso me enloquecia, ¿que me pasaba? ¿Por qué actuaba así? Esa estúpida sonrisa era culpable, esos ojos felinos expiando dentro mío, su piel rozando con la mía.

Sus intenciones eran claras, tomando mi rostro y acariciando con suavidad y anhelo la parte inferior de mi labio, ¿qué quieres?, no logro comprender.

Me encantaba, debía de admitirlo, toda su atención y caricias, desconozco eso, jamás goze de un beso por parte de mi madre ni una palmada en la espalda por mi padre.

El azabache se quedó encantado por aquellos diamantes que lo veían, la luz de la luna los hacían brillar como dos estrellas en el cielo, era hermoso, maravilloso, prácticamente arte.

No sabía que le había hecho Satoru, ¿le lanzó un hechizo?, sea lo que sea, lo que siente no es algo normal, va mucho más allá que un simple cariño, pero a la vez no quiere esto. Tiene miedo de salir herido.

Darle una parte de su vida y terminar rotó, ser solo un muñeco con el cual pueden jugar, endulzar sus oídos y hacerlo escuchar lo que quiere oír para después tirarlo a la basura, ¿quién querría estar a su lado? ¿Quién limpiaría sus lágrimas? ¿Quién lo acompañaría en su dolor?

Solo los valientes y realmente dispuestos a darlo todo pueden, los demás no soportaran a alguien así, es anormal, raro, enfermo, es como cargar con otra persona en tu espalda, no tiene voluntad ni fuerza para seguir, es cansado, prácticamente un calvario.

❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora