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No sabía lo que estaba pasando en su interior, era un torbellino de emociones que arremetian contra su frágil corazón. Por qué mostraba su debilidad ante aquel tipo? No lo comprendo.

—Satoru.... — Llamó el azabache para captar la atención del contrario. -— Tú no eres culpable por lo que paso.... — volvió a hablar con un tono comprensivo y suave.

— ¡Claro que es mi culpa! Debí de ser más fuerte como dicen mis padres, si no todos me tacharan de débil! — exclamó enojado el peli blanco, su voz era temblorosa. Bajo la mirada y evitó el contacto visual, lágrimas caían por sus mejillas directas al piso.

—Satoru, tus padres no están aquí, puedes mostrarte como realmente eres, dejar esa fachada de niño fuerte y ser tú. No está mal demostrar tu dolor o pena..... — respondió Geto con una media sonrisa, era evidente la preocupación en su voz.

Su mano se dirigió al blanquecino cabello del contrario, dándole pequeñas caricias para intentar calmarlo.

El contrario elevó su cabeza ligeramente, encontrándose con aquella mirada felina que demostraba un cariño único hacia él. Este rápidamente lo empujó contra la pared y se subió a la camilla.

—Escúchame bien, no le digas nada a nadie sobre esto, finge que nunca pasó, si no te las verás conmigo.... — amenazó Satoru con una voz fría y demandante, apoyo sus manos en la pared.

Pero aquella faceta de chico malo, se le pasó al darse cuenta que estaba muy cerca de su rostro, casi tocando sus labios. Las respiraciones se mezclaron de una manera cálida y tentativa.

Satoru se puso nervioso, su rostro enrojeció en vergüenza y en un ágil movimiento, salió corriendo del lugar, dejando a Geto confundido.

«Que tierno....», pensó el azabache cerrando sus ojos y volviendo a recordar ese momento como una película de cine.

Mientras tanto, Satoru corría con todas sus fuerzas, paso por los pasillos atrayendo las miradas de los demás y alguno que otro regaño por no estar tranquilo.

Hasta que finalmente se cansó, recuperó aire por un momento antes de sentarse, abrazo sus piernas contra su pecho. Su pobre corazón latía muy rápido, demasiado, tanto que podría desmayarse en cualquier momento.

Trato de regular su respiración, la cual estaba acelerada, cerró sus ojos y trató de concentrarse en lo que había pasado ¿Qué demonios le ocurría? ¿Por qué se comportaba de está manera?

Nunca en su vida había actuado así, simplemente un día cualquiera apareció ese tipo y de pronto su mundo dio un vuelco, tanto que parecía irreal todo lo que pasaba ¿Qué le había hecho?

¿Por qué mi corazón late de esa manera? — Satoru no entendía la razón, era un sentimiento tan extraño que desconocía la causa. De seguro era por lo que había corrido, eso debe de ser. Sino, ¿que otra explicación tendría?

 Sino, ¿que otra explicación tendría?

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❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora