❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]

26

Esto me recordaba cuando casi me ahogaba en el mar, fue hace tiempo, mis padres tuvieron una reunión con otras familias ricas cerca de una playa privada, había niños también, pero ellos no eran buenos conmigo.

Estuve soportando varias horas sus malos comentarios ¿Mi cabello era raro? Supongo, no soy albino, es una decoloración que tengo, mis padres también tienen su cabello blanco como la nieve.

¿Mis ojos son demasiado brillantes? Quizás, siempre me han dicho que parecen dos diamantes, fui catalogado por tener los ojos más hermosos nunca antes vistos.

¿Por qué mi piel es tan pulcra y frágil? No sabría responder, no hya imperfección alguna, por lo que me hace uno de los rostros más perfectos de todo Japón.

Era tantas las preguntas que me hacían ver como un bicho raro, sé que en algún momento uno de los comentarios fue pasivo-agresivo, pero lo dejé pasar, una persona que no sabe controlar sus emociones es inmadura según mis padres.

Yo era como una atracción de circo, tan hermoso para contemplar, pero difícil de tocar.

Las cosas pasaron muy rápido esa vez, ellos simplemente me dijeron que su pelota cayó en el fondo del mar, no quise recogerla, sin embargo, debo de ser caballeroso y un líder natural.

Mi pequeño ser se adentró a las profundidades de aquella marea con garras, de pronto está se enojo conmigo, sacudiendome y llevándome entre sus fauces.

Fue horrible, ellos reían, otros llamaron de inmediato a los adultos, exactamente no podría deducir quién lo hizo apropósito o no, la maldad no se distinguía.

Si ves que pasa algo y no intervienes, eres parte de aquello, no importa si tenías miedo o no, el actuar no te hace valiente y el escapar tampoco te hace cobarde, se trata de compasión y empatia.

Por suerte lograron sacarme a tiempo, el agua había entrado en mis pulmones, mi pobre cuerpo se encontraba cansado de intentar nadar hacia la orilla, mis padres tuvieron que retirarse, disculpandose por mis "estupideces" de niño.

Otra vez ellos me dieron la espalda, sus rostros tan avergozandos de mi estado deteriorado, dolían, mis progenitores solo me tacharon de culpable e irresponsable y yo, como siempre, perdí la llave del candado qué llevo en mi boca. Eres muy olvidadizo Satoru.

Esa misma sensación de que la muerte está cerca la vuelvo a sentir, la vista se me nubla, quizás por las lágrimas que se mezclan con el agua, trato y trato con desesperación subir hacia la luz.

La única guía que tengo son sus risas maliciosas y las miradas depredadoras. Mei Mei, ella intenta ayudarme, pero los demás hacen más difícil su trabajo. Es la única que ve que la situación es crítica para mí.

El peli blanco estaba agotado, sus brazos dolían, él nunca aprendió a nadar, le tiene miedo al mar, puede perderse y jamás encontrarian su cuerpo.

Su último aliento da, es tarde, el agua humedece sus ojos, el cloro arde demasiado, la garganta se le cierra, qué horrible día, jamás pensó que esto podría suceder. Se siente muy miserable, todos le dan la espalda, incluso ella, Yuna ¿Por qué no lo salva? Si tanto lo ama, que se hunda con él.

Está claro que no lo haría, podría buscar un salvavidas y dármelo para yo vivir, pero no se metería al agua conmigo. Observaria como intentó sobrevivir, más no ayudaría.

Me lo merezco, es un karma que debo pagar por todas mis actitudes y malas acciones que alguna vez lastimaron a alguien.

Y cuando creyó que era su final, una figura bajó hacia él, saltando a la enorme piscina —de paso, salpicando a los presentes— ellos retrocedieron entre quejas.