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Ambos se quedaron en silencio, seguían sosteniendose las manos, la calidez qué emanaba era reconfortante, haciéndolos sentir en casa.

—Quisiera saber algo de ti..... — susurro el azabache mientras lo veía fijamente, un brillo curioso adorno sus ojos.

—¿Qué? Ojalá no sea una pregunta vergonzosa — respondió Satoru alzando una ceja, ladeo su cabeza un poco.

—¿Por qué le tienes tanto miedo a tus padres? — preguntó Geto en un tono serio. Frunció su ceño, observando el lenguaje corporal del otro.

Fue tan repentino para el peli blanco que soltó las manos del contrario, desvío la mirada, mientras pensaba en si decirle o no.

Pareciera como si estuviera atado a no demostrar sus emociones.

—Bueno, no sería justo que te ocultara las cosas después de haberme contado tu historia trágica..... — respondió el peli blanco con una sonrisa nerviosa. Tomó aire y soltó un profundo suspiro.

Fui producto de un matrimonio arreglado, Isamu, mi padre, un hombre frío y que no le importa nada más que el poder, luego está mi madre, Kazumi, una mujer muy hermosa, pero con un corazón que no sabe amar

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Fui producto de un matrimonio arreglado, Isamu, mi padre, un hombre frío y que no le importa nada más que el poder, luego está mi madre, Kazumi, una mujer muy hermosa, pero con un corazón que no sabe amar.

Ellos se casaron muy jóvenes, nunca se amaron, porque ni siquiera tienen idea de que es eso. Lo único en común era el gusto por el dinero y el odio hacia las personas débiles o inferiores, no los culpo, siempre estuvieron rodeados de lujos, algo que les pudrió el cerebro.

Cuando nací mi madre me sostuvo en sus brazos, cualquiera hubiera llorado de la felicidad, en cambio, ella solo me miró con aquella expresión vacía, ni hablar de mi padre, él estaba en una reunión de negocios.

Cuando finalmente conocí a mi progenitor, este alago a mi madre por darme a luz, puesto que ese era el objetivo, un heredero para las empresas Gojo.

Era como si fuera un producto, no uno cualquiera, uno muy especial, pero seguía siendo solo un pedazo de carne ante ellos. Lo peor, mi madre me dejó en el abandono, siendo cuidado por las sirvientas.

Muy pocas veces veía a mis padres, era como si no existieran, las sirvientas me criaron prácticamente, aunque su cariño era falso, ellas eran interesadas como el resto de las personas, aunque algunas se salvaban de aquello. Quize creer en aquella mentira, realmente me sentía solo.

Pero como todo niño, intenté que me notaran, estudiaba hasta cansarme, aprendí varios idiomas, gane premios y medallas, hice de todo para llamar su atención.

Algo que si se dieron cuenta, pero tan solo me decían un cumplido y nuevamente a la rutina de frialdad. Dolía, demasiado, sin embargo no podía decir nada, era su muñeco.

Sin embargo recuerdo muy bien algo que se me quedara grabado por el resto de mi vida, creo que ahí empezó todo.

Llegué a casa muy tarde, el atardecer era muy hermoso, pero el día no tanto, mi ropa estaba mojada al igual que mi mochila, algunos rasguños y pequeños moretones adornaban mi piel pálida.

❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora