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El aire en el consultorio estaba denso, como si cada respiración se volviera más difícil de tomar. Satoru estaba allí, sentado en la camilla, con las manos apretadas sobre sus rodillas, los dedos blanqueándose de la presión.

El sol se filtraba por la ventana, iluminando la habitación con una luz fría, casi indiferente. Había algo en el ambiente, una quietud ominosa que se había instalado con él. Hace un buen tiempo estaba tan feliz, tan radiante, que olvido la razón por la que se encontraba internado.

Su corazón lideraba todo su cuerpo, sus acciones, sus palabras, que realmente no se daba cuenta de la situación en la que estaba. Enamorarse, te hace perderte a ti mismo en la euforia. Enamorarse de Suguru Geto, te hace olvidar tu mundo, convirtiéndose él en tu mundo.

Toji entró primero, seguido de Yuki, cuyas miradas evitaban las suyas, como si no pudieran soportar ver el reflejo de la inevitabilidad en su rostro. Ambos se sentaron frente a él, sus miradas solemnes y su silencio más pesado que cualquier palabra.

Satoru levantó la vista, buscando alguna respuesta en ellos, en sus ojos, pero lo único que vio fue lo que ya temía: compasión y pesar.

—Satoru.... — Comenzó el azabache, su voz era grave, pero temblorosa. Como si no quisiera aceptar algo, quizás una realidad.—Los resultados de tus pruebas son claros. El cáncer pulmonar ha comenzado a activarse nuevamente.

El aire pareció detenerse en ese instante. El peliblanco tragó saliva con esfuerzo, el pecho se le cerraba con cada palabra que salía de la boca del contrario. El cáncer. No podía ser. Había pasado tanto tiempo. Creyó que lo había dejado atrás, que estaba estable.

—La razón por la cual se ha reactivado es debido a la exposición continua a los factores contaminantes del exterior, los ''accidentes'' que te han ocurrido, han agravado tu condición....
— añadió la mujer en un susurro.

Las palabras de ella lo golpearon con la fuerza de un torrente.

El doctor Toji continuó, su voz ahora un susurro tenso, como si fuera incapaz de ocultar el peso de su deber.

— Tu sistema inmunológico ya estaba debilitado, Satoru, lo que no vimos antes, lo que parecía estar controlado, ha explotado porque tu cuerpo ya no tenía la fuerza para resistir. La acumulación de los factores contaminantes, sumado a la fragilidad de tu salud....ha hecho que todo esto avance de manera más rápida de lo que esperábamos....

Satoru sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. El ruido en sus oídos era ensordecedor, como si todas las dudas y los miedos que había guardado en su interior ahora se derramaran de golpe. Miró a los doctores, pero sus rostros ya no eran humanos, se distorsionaban ante sus ojos, como si todo lo que veía fuera una ilusión rota.

—¿Cuánto tiempo me queda? — susurró finalmente, su voz quebrada, como si la pregunta fuera una especie de súplica. Ya no importaba la respuesta. Sabía que nada podría devolverle lo que había perdido.

Toji se quedó callado por un momento, y al final, fue Yuki quien habló, su tono suave, pero lleno de gravedad.

— No podemos predecirlo con exactitud. Dependerá de tu cuerpo, de cómo responda, pero la verdad es que hay poco que podamos hacer para detener lo que ya está en marcha. Debemos estar preparados....

El peliblanco sintió una punzada en el pecho, y su mente pareció desmoronarse ante la imposibilidad de hacer frente a la verdad.

La debilidad que había sentido en su cuerpo en las últimas semanas, los dolores en el pecho, los episodios de fatiga, todo tenía sentido ahora. Pero nada lo preparó para enfrentar la realidad de que su propio cuerpo había cedido ante el desgaste de una lucha constante que no podía ganar.

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⏰ Última actualización: Feb 08 ⏰

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❝𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐭é𝐫𝐞𝐨❞ || [𝘚𝘶𝘨𝘶𝘴𝘢𝘵𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora