Fauces de Víbora habló suavemente.
—Pelaje Azul, ¿te gustaría unirte a una patrulla de caza hoy?
Pelaje Azul lo miró, tratando de concentrarse.
Había pasado una luna desde que había dejado a sus cachorros con
Corazón de Roble. Las paredes de la maternidad se habían fortificado con
más zarzas. Dos guerreros hacían guardia cada noche helada para
asegurarse de que ningún zorro o tejón volviera a entrar en la maternidad.
El Clan había creído la historia de Pelaje Azul, que se había despertado y
encontrado que sus cachorros habían desaparecido. Todos los gatos creían
que habían sido robados por un animal que había hecho un agujero en la
parte trasera de la maternidad, impulsado por el hambre para aventurarse
en el campamento por primera vez. Habían buscado en el bosque durante
días, sin saber dónde buscar, ya que el rastro de olor estaba muerto por la
nieve helada. Pelaje Azul había recorrido el bosque con sus compañeros de
Clan, adormecida por la culpa, recordándose una y otra vez que lo había
hecho por su Clan. Mientras tanto, el hambre y la tristeza se apoderaban
del Clan. Hablaban en voz baja y se acurrucaban en nudos, mirando a
Pelaje Azul con una lástima que la apuñalaba como espinas. Estaba harta
de contar mentiras.
Apenas se dio cuenta de lo vacía que estaba la pila de carne fresca
estos días. Se sentía demasiado miserable para comer, deseando solo
esconderse en el sueño. Sentía como si el fragmento de hielo que
atravesaba su corazón nunca se derretiría. «Estarán a salvo con Corazón
de Roble». El pensamiento no fue suficiente para aliviar su dolor.
¿Pequeña Musgosa estaba mirando desde el Clan Estelar, odiando a Pelaje
Azul por robar su vida? ¿Le había explicado Pelaje Nevado que su vida
había sido sacrificada por el bien de su Clan?
—Pelaje Azul —Fauces de Víbora apoyó su cola en su hombro y
repitió su pregunta—. ¿Te sientes con ganas de cazar?
—Cazaré contigo, si quieres —Manto de Tordo se apresuró a unirse a
ella. La tristeza ensombrecía su mirada. Estaba afligido como lo estaría un
padre. Había trabajado más duro que cualquier otro gato para reforzar la
maternidad, y su pelaje aún estaba empenachado y arañado por las zarzas
que había entretejido con fuerza en las ramas.
Pelaje Azul deseaba poder decirle que dos de los cachorros seguían
viviendo, seguros y queridos, al otro lado del río.
Se encogió de hombros ante la cola de Fauces de Víbora.
—Prefiero cazar sola.
Fauces de Víbora asintió.
—Como quieras.
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La Profecía de Estrella Azul
FantasyCompleta en Español ADVERTENCIA Este libro contiene mu3rt3s, g0r3 y vi0l3nc1a an1m4l Warrior Cats por: Erin Hunter Traducción: Clan Nocturno y Pichu06