—¿Ya vienen? —Ojo Blanco llamó. Tiró de Pequeño Veloz por la cola y lo
metió en el lecho junto a su hermana. Pequeña Musaraña se había quedado
dormida, cansada de esperar la llegada de sus nuevos compañeros de
guarida.
La luz del sol se filtraba en la maternidad, apagada por la gruesa capa
de nieve que pesaba sobre el techo de zarzas. En el interior hacía calor por
la respiración de varios gatos amontonados.
—No tardarán —murmuró Bigotes Plumosos, concentrándose con
fuerza mientras Pelaje Azul se estremecía con otra contracción.
Zarpa Jaspeada se inclinó hacia ella.
—Pon tu pata aquí. —Bigotes Plumosos colocó la pata de su nueva
aprendiza sobre el vientre de Pelaje Azul—. ¿Puedes sentir su cuerpo
tratando de expulsar a los cachorros?
Zarpa Jaspeada asintió solemnemente. Cuando Pluma de Ganso se
había mudado a la guarida de los veteranos hacía media luna, Zarpa
Jaspeada había rogado cambiar su entrenamiento de guerrera por el de
curandera. Bigotes Plumosos le había dicho a Estrella de Sol que no podía
pensar en una aprendiza mejor. Su memoria para las hierbas era
impresionante, y, lo que era más importante, la compasión de la hermosa
joven carey brillaba en cada palabra y en cada mirada.
—¡Quita tus patas! —siseó Pelaje Azul, sacudida por otra contracción.
Cuando se desvaneció, vio la consternación en la gentil mirada de Zarpa
Jaspeada—. Lo siento —murmuró—. No esperaba que doliera tanto.
—¿Te hice daño? —Zarpa Jaspeada se preocupó.
Bigotes Plumosos acarició su cola a lo largo del flanco del joven gato.
—No —le aseguró—. Las reinas pueden ser un poco malhumoradas
cuando dan a luz. —Entrecerró los ojos hacia Pelaje Azul—. Algunas más
que otras.
—¡Tú también estarías malhumorado si estuvieras pariendo desde el
amanecer! —Pelaje Azul soltó con brusquedad, con el dolor
convulsionando su cuerpo una vez más.
«¡Oh, Pelaje Nevado, ayúdame!».
Un suave aliento agitó el pelaje de su oreja, y un aroma dolorosamente
familiar la envolvió.
No falta mucho, mi preciosa hermana. Lo estás haciendo bien.
—Aquí viene el primero —maulló Bigotes Plumosos—. Zarpa
Jaspeada, cuando llegue, rompe el saco de cachorro con tus dientes para
liberarlo.
Zarpa Jaspeada se retorció en posición mientras un pequeño y húmedo
bulto cayó en el lecho.
—¡Un macho! —anunció Bigotes Plumosos.
—¿Está bien? —Pelaje Azul levantó el cuello para ver a su primer
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La Profecía de Estrella Azul
FantasyCompleta en Español ADVERTENCIA Este libro contiene mu3rt3s, g0r3 y vi0l3nc1a an1m4l Warrior Cats por: Erin Hunter Traducción: Clan Nocturno y Pichu06