Unos cuantos amaneceres más tarde, Pelaje Azul se acercó a Caída del Sol,
que estaba lavándose bajo la Peña Alta.
—Iré a la patrulla del mediodía —se ofreció, aliviada de alcanzarlo
antes de que convocara al Clan para asignar las tareas del día.
El lugarteniente del Clan del Trueno parpadeó.
—Últimamente te has ofrecido para muchas patrullas. ¿Has olvidado
cómo cazar?
Pelaje Azul hizo una pausa. Esperaba que no se hubiera dado cuenta
de que había estado participando en todas las patrullas fronterizas que
podía. Quería revisar el Poblado de los Dos Patas en busca de algún rastro
de Estrella de Pino. Había observado de cerca al líder del Clan del Trueno,
preguntándose cada vez que salía del campamento a dónde iba y si debía
seguirlo. Hasta ahora no había habido ningún rastro de él en la frontera de
los Dos Patas, y empezaba a preguntarse si se había dejado llevar por su
imaginación.
—Solo me gusta patrullar —le dijo a Caída del Sol sin entusiasmo—.
Pero en lugar de eso cazaré, si quieres.
—Tal vez lo encuentres un poco más interesante si lideraras una
patrulla de caza —Caída del Sol sugirió.
Pelaje Azul aguzó las orejas.
—¡Sí, por favor!
—Bien —Caída del Sol hizo una señal con su cola.
Mientras el Clan se reunía, la preocupación revoloteaba en el vientre
de Pelaje Azul. Nunca había liderado una patrulla. ¿Sabría qué hacer?
¿Tendría que decidir dónde cazar, qué presas perseguir, cuántas atrapar?
—Buen tiempo otra vez —observó Fauces de Víbora mientras
caminaba hacia el lugarteniente del Clan del Trueno. Zarpa de Cardo le
pisaba los talones, ansioso por cualquier tarea que lo acercara a ser un
guerrero.
Los demás guerreros y aprendices caminaban tras ellos. Ala de
Petirrojo se lamía los labios, tragando lo último de su comida, mientras
Cola Moteada seguía inclinándose para lamerse el pecho; su lavado
matutino claramente no había terminado. Zarpa Dulce no estaba con
Orejitas. Llevaba tres atardeceres echada en su lecho, demasiado débil para
moverse, incapaz de comer. Amapola del Amanecer había dormido afuera
de la guarida de los aprendices, demasiado preocupada para dejar a su hija
enferma. Orejitas se había mantenido tan ocupado ayudando a Leonino
con el entrenamiento de Zarpa de Rosal que la aprendiza de cola roja había
pasado dos evaluaciones en otros tantos días. Zarpa de León estaba
enfermo de envidia.
—¡Será una guerrera antes que yo! —se quejó.

ESTÁS LEYENDO
La Profecía de Estrella Azul
FantasíaCompleta en Español ADVERTENCIA Este libro contiene mu3rt3s, g0r3 y vi0l3nc1a an1m4l Warrior Cats por: Erin Hunter Traducción: Clan Nocturno y Pichu06