CAPITULO 35

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¡Dame una oportunidad!.

Pelaje Azul se despertó con un sobresalto. La mirada de Corazón de

Roble se grabó a fuego en su memoria.

«¿Una oportunidad para qué?». No necesitaba preguntar. Lo sabía.

La intensidad en su maullido, la desesperación en sus ojos. Ver su anhelo

era como mirar un reflejo de su corazón. Ella sentía el mismo tirón. El

mismo deseo de ser cercanos. ¿Pero cómo podían estar juntos? Eran de

Clanes diferentes. No deberían sentirse así.

Pelaje Azul salió tambaleándose de su lecho y tropezó con la guarida.

Las nubes de lluvia se habían despejado, dejando atrás un pálido cielo de

la caída de la hoja. El amanecer se abría sobre el campamento, enviando

luz amarilla a través del claro. El aire frío picó la nariz y las patas de Pelaje

Azul.

Garra de Tigre la adelantó, dirigiéndose a la Peña Alta, donde Leonino

estaba organizando las tareas del día.

—¿Vienes, Pelaje Azul? —llamó el guerrero oscuro por encima de su

hombro.

Corazón de León y Tormenta Blanca ya estaban esperando en la

sombra de la roca. Manto de Piedra observaba desde el árbol caído, como

si aún echara de menos su vida de guerrero, aunque había terminado hace

muchas temporadas. Cola Moteada y Cola de Tormenta compartían carne

fresca cerca de allí, mientras que Manto de Gorrión y Fauces de Víbora

caminaban inquietos, con sus pelajes esponjados contra el frío. Sus

aprendices, Zarpa Roja y Zarpa de Sauce, practicaban movimientos de

batalla en el borde del claro.

—¡Zarpa Jaspeada! —Manto de Tordo llamó por el túnel de helechos

a su aprendiz—. ¡Deja de molestar a Bigotes Plumosos! Ven a ver cuáles

son tus deberes del día.

—Lo siento —Zarpa Jaspeada se apresuró a salir con motas de hierbas

en sus patas—. Solo le estaba ayudando a mezclar la consuelda.

Manto de Tordo puso los ojos en blanco.

—Se supone que estás entrenando como guerrera. Ya hay suficientes

curanderos en este Clan.

—¡Hola, Pelaje Azul! —Zarpa de Escarcha salió rebotando de la

guarida de los aprendices—. ¿Qué vamos a hacer hoy?

Pelaje Azul aún no había planeado el entrenamiento del día. Sus

pensamientos habían estado demasiado llenos de Corazón de Roble.

—Cazar —maulló, diciendo lo primero que se le ocurrió.

—De acuerdo —Zarpa de Escarcha sonó satisfecha.

—Debemos aumentar nuestras patrullas de caza —anunció el

lugarteniente del Clan—. El frío significará hambre, y lo enfrentaremos

mejor si nos alimentamos bien ahora.

La Profecía de Estrella AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora