—¡Rápido! ¡Llamen a Bigotes Plumosos! —jadeó Pelaje Azul.
Pluma de Ganso aún no se había retirado formalmente, pero cada vez
se reconocía más entre sus compañeros de Clan que Bigotes Plumosos
estaba a cargo de las tareas de curandero.
Al otro lado de la maternidad, Ala de Petirrojo levantó la cabeza con
sueño.
—¿Vienen los cachorros?
—¿Qué otra cosa podría ser? —espetó Garra de Cardo. El guerrero se
había pasado por la maternidad para visitar a su pareja cuando los dolores
de Pelaje Nevado habían comenzado repentinamente. Pelaje Azul se alegró
de haber estado allí también.
Ala de Petirrojo se puso de pie.
—Voy a buscarlo —ofreció. Salió de la guarida, resoplando. A media
luna de su parto, la pequeña y enérgica guerrera se había vuelto tan pesada
como un tejón.
Garra de Cardo arrancaba nerviosamente pedazos de suelo en el borde
del lecho de Pelaje Nevado mientras su pareja se retorcía entre los
helechos. Pelaje Azul lamió a Pelaje Nevado entre las orejas.
—Acabará pronto —prometió.
Intentó no pensar en el largo parto de Patas de Leoparda. O en la
muerte de sus dos cachorras antes de que llegaran a la luna de edad. Eso le
había parecido especialmente cruel, tan poco después de que Patas de
Leoparda hubiera perdido a su pareja ante la vida de un minino casero. «Al
menos Pequeño Tigre es fuerte y sano», se recordó Pelaje Azul. Ahora el
cachorro estaba saliendo del lecho de Patas de Leoparda, estirándose para
ver qué pasaba.
Patas de Leoparda le tiró de la cola.
—Eres tan entrometido como una ardilla —le dijo suavemente—.
¿Por qué no sales y ves si puedes encontrar a Zarpa de León?
—De acuerdo —Pequeño Tigre chirrió. Salió de la maternidad justo
cuando Bigotes Plumosos entró a empujones—. ¡Cuidado! ¡Pasando!
—gritó el cachorro mientras se deslizaba por debajo del vientre del
curandero.
—Ese cachorro se vuelve más mandón cada día —observó Bigotes
Plumosos, dejando caer un montón de hojas junto al lecho de Pelaje
Nevado—. Sé que es el único cachorro del Clan, pero me gustaría que
todos dejaran de consentirlo. Está empezando a actuar como un pequeño
líder.
Pelaje Azul agitó su cola.
—Los cachorros de Pelaje Nevado les darán a alguien más de quien
emocionarse.
—¿Cómo vas, pequeña? —Bigotes Plumosos se inclinó para olfatear
la cabeza de la reina blanca.
ESTÁS LEYENDO
La Profecía de Estrella Azul
FantasiCompleta en Español ADVERTENCIA Este libro contiene mu3rt3s, g0r3 y vi0l3nc1a an1m4l Warrior Cats por: Erin Hunter Traducción: Clan Nocturno y Pichu06