El Clan Estelar nunca se ha arrepentido de su elección. Las palabras de
Pelaje Nevado resonaron en los oídos de Estrella Azul. Habían pasado
muchas lunas desde su ceremonia de nombramiento. Estrella Azul había
guiado a su Clan a través de innumerables estaciones, buenas y malas.
Estaba sentada en la Peña Alta, dejando que la luz del sol de la hoja nueva
mojara su pelaje. La piedra debajo de ella se sentía fría, e incluso el sol
parecía incapaz de suavizar el frío bajo su pelaje. La estación sin hojas se
resistía a aflojar su dominio sobre el bosque, y las presas seguían siendo
escasas. Incluso Tormenta Blanca parecía huesudo bajo su grueso pelaje
mientras se estiraba junto a la parcela de ortigas. Corazón de León estaba
sentado junto a él, devorando una musaraña escuálida. Polvoroso, Arenisca
y Zarpa Gris jugaban a pelearse, persiguiéndose las colas entre sí y
empujándose unos a otros por el claro.
Cola Roja, el lugarteniente del Clan del Trueno, estaba sentado junto a
Estrella Azul.
—Apuesto a que a eso le llaman entrenamiento —maulló, moviendo
la cola hacia los aprendices.
Un cuarto aprendiz, Cuervo, estaba arrancando una hoja de su tallo,
concentrándose mucho. Pasó su garra alrededor del tallo cuidadosamente,
sin saber que Polvoroso se acercaba sigilosamente detrás de él.Polvoroso
se abalanzó, aterrizando limpiamente sobre la cola de Cuervo.
Sorprendido, el pequeño gato negro saltó en el aire. Estrella Azul sacudió
la cabeza. Cuervo había estado sido desde el día en que nació. Su madre
había tardado casi media luna en sacarlo de la maternidad. Estrella Azul
esperaba que, al haberle dado a Garra de Tigre como mentor, el joven gato
aprendiera a tener el valor del intrépido guerrero.
—¿Recuerdas tu primera luna de entrenamiento? —Cola Roja
preguntó.
Estrella Azul asintió, suspirando mientras los recuerdos le calentaban
el corazón. Ella había jugado así con Pelaje Nevado y Patas de Leoparda.
Ambas caminaban ahora con el Clan Estelar. Muchas caras conocidas se
habían ido: Cola de Tormenta, Brisa Veloz, Manto de Tordo, Amapola del
Amanecer, en un momento en que el Clan estaba más hambriento que
nunca. Incluso Garra de Cardo. El guerrero de pelo puntiagudo había
muerto unas pocas lunas atrás, persiguiendo unos invasores del Clan del
Río fuera del territorio. Había muerto como había vivido, con las garras
desenvainadas, hambriento de lucha, y sus compañeros de Clan lo habían
encontrado en un charco de sangre, como en el que Estrella Azul lo había
visto manchando la nieve tantas lunas atrás.
El Clan era más débil sin él, pero ella no lo extrañaba. No de la forma
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La Profecía de Estrella Azul
FantasyCompleta en Español ADVERTENCIA Este libro contiene mu3rt3s, g0r3 y vi0l3nc1a an1m4l Warrior Cats por: Erin Hunter Traducción: Clan Nocturno y Pichu06