Capítulo 9

615 113 26
                                    

Kevin

Luego de que terminaron mis clases, le pedí a mi chofer que me llevara hasta el gimnasio.

Me tocaba entrenamiento de defensa personal y tenía semanas de atraso. Cambié mi ropa y me coloqué el mono de deporte.

Cuando salí de los vestidores me encontré a Norman hablando con Dean, el entrenador del gimnasio. Salí y me coloqué de frente a ambos interlocutores.

—Ah…hola Kevin —me saludó el entrenador —. Mira, este es Norman… entrenará con nosotros a partir de hoy.

—Sí, nos conocemos —dije con sarcasmo.

—Oh, eso está bien, tal vez podríamos ayudarlo a entrenar. Pelear conmigo no sería justo.

—Por supuesto, cuando quieras.

Después de terminar nuestro calentamiento,

Dean desalojó el cuadrilátero para que ambos pudiéramos entrenar sobre él.

Era gracioso ver a Norman vestido informal, con shorts deportivos, camiseta holgada y haciendo gestos de asco cuando se colocó las rodilleras sudorosas.

—¿Qué pasa, princesa? —dije una vez se colocó frente a mí —. ¿Demasiado sucio para ti?

—Calla, imbécil. Y enséñame lo que sabes.

Me abalancé a atacarlo y hacerlo caer, pero para mi sorpresa, esquivó.

Me enderecé y lo miré asombrado. Pensé que solo era suerte, aunque la segunda vez volvió a esquivar mi ataque.

—Eso está muy bien, Norman —felicitó el entrenador —. Se ve que no es la primera vez que haces esto.

En ese instante recordé la primera lección de la lucha: nunca subestimes al enemigo. Probablemente, sabría más de defensa que yo y disfrutaba de tomarme el pelo.

Sin medir la fuerza que iba a usar cerré mis brazos alrededor de sus hombros, con el pie detrás de sus rodillas y lo hice caer. Una vez en el suelo lo hice girar hasta quedar con mis piernas alrededor de su cuello. Cerré con fuerza mis muslos hasta que golpeó mi pierna para que lo soltara.

Volvimos a ponernos de pie. Ruborizado, con los ojos inyectados en sangre, parecía que la ira se había apoderado de su ser.

Se abalanzó sobre mí, haciéndome caer de espaldas al suelo, trató de colocar su brazo en mi garganta, pero la retiré de un tirón y de un saltó me coloqué sobre él, tomando su brazo por detrás de su espalda e inmovilizándolo.

—¡Quítate de encima! —gritó cuando oprimí aún más el agarre de su brazo.

—¡Kevin! Suficiente —intervino Dean —. Es que eres demasiado competitivo. Deberíamos terminar esta parte por hoy.
—Lo dejé ir.

—No —negó Norman una vez que se puso de pie —. Todavía no.

Y se colocó en posición de defensa otra vez. Su puño fue más rápido de lo que esperé y me golpeó en el rostro, no tan fuerte gracias al movimiento hacia atrás que hice, pero sí lo suficiente para dejarme un golpe en la mejilla.

Esquivé otros que me lanzó, y aprovechando que bajó la guardia, le lancé una patada al muslo. No pretendía que fuese tan fuerte, pero al parecer me pasé un poco.

Él cayó al suelo sosteniendo el muslo golpeado y haciendo muecas de dolor.

—Mierda, ¿era necesario golpear tan fuerte para probar que eres mejor? —. Me reprochó mientras Dean corría a ayudarlo. Lo seguí y también hice lo mismo.

—Vamos al Hospital —sugerí. Norman asintió.

—No es necesario, esto fue mi culpa. No debí ponerlos a entrenar juntos. No es tu problema.

—Sí, lo es. Desde que me casé con él, se convirtió en mi problema.

La cara de póker de Dean era más que evidente. Se quedó mirándonos a ambos sin entender una mierda.

—¿Casado con quién?

—Es una historia larga. Ya tendré tiempo de contártela. — Y pasé el brazo de Norman por encima de mis hombros para llevarlo hasta el auto.

We Found Our DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora