Capítulo 18

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Kevin

Cuando Norman se puso de pie, lavó su rostro, en un intento de eliminar los fluidos que dejé en este.

—Ven aquí —dije una vez me percaté de que estaba cómodo, lo acerqué a mí y lo besé nuevamente. No podía permitir que se quedara a medias.

Llevé mi lengua hasta su pecho, succionando con furor los botones de color marrón.

Así permanecí varios minutos hasta que sus gemidos se volvieron estruendosos y descarados, lo coloqué de frente al espejo, su espalda tocando mi pecho.

Ambos nos mirábamos en este, yo era un poco más alto que él. Tomé su pene y comencé a masturbarlo.

Bajó la mirada, aparentemente avergonzado, pero lo obligué a levantar la vista de vuelta al espejo.

Algo enfermizo despertó en mi al vernos reflejados, con los rostros brillantes de sudor y las mejillas coloreadas.

La imagen era incomparable, los músculos de Norman se tensaban cada vez que bombeaba mi mano y su respiración se había vuelto irregular. Luchaba por mantener la postura erguida, pero cada vez era más difícil. Sus labios emitían sonidos obscenos y me pedía más.

Entonces, decidí aprovechar que estaba tan perdido en las sensaciones para intentar algo. Introduje uno de mis dedos de la mano izquierda en mi boca y lo humedecí, para luego bajar por todo su trasero hasta su entrada. Con cuidado lo introduje allí.

Por un segundo, la invasión lo sorprendió. Abrió los ojos y me miró a través del espejo. Pero agradecí que no me retiró.

Simplemente respiró profundo y asintió lentamente.

Bien, por algo se empieza. Comencé a mover en círculos el dedo en su interior, buscando su próstata hasta que la hallé. Lo supe cuando un gritito ahogado escapó de sus labios.

—¿Estás bien? —pregunté.

—Sí, solo...no te detengas. Sigue tocando ese lugar.

Obedecí, continué masturbándolo con una mano y acariciando su próstata con la otra.

Mordí su hombro con violencia cuando su entrada se tensó alrededor de mi dedo, dándome a entender que iba a correrse.

Las tiras de semen salpicaron el espejo y se deslizaban hacia abajo. Se inclinó hacia delante para recuperarse del orgasmo.

—Eso estuvo increíble, pero mis piernas están temblorosas. Me tendrás que llevar en brazos —dijo y comenzó a reír sin levantar su cabeza del lavabo.

—Haré lo que pidas.

Y realmente pensaba así: haría lo que fuera por él.

We Found Our DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora