Capítulo 50 (Final)

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Kevin

—¡Mierda! ¿Por qué hace tanto frío? No puedo soportarlo más —grité mientras entraba en la casa que habíamos rentado para pasar las vacaciones de navidad.

—Porque estamos en los Alpes Suizos, en diciembre y a menos seis grados ¿Qué esperabas? —contestó Norman mientras se deshacía del abrigo enorme y prendía la calefacción —. Además te recuerdo que este destino lo sugeriste tú.

—Sí, porque pensé que sería romántico estar todo el día viendo la nieve caer desde dentro, con unas enormes mantas, tomando chocolate caliente y… hacértelo diez veces al día —él me miró con una ceja levantada —. Pero no contaba con que te gustara esa mierda de esquiar.

—Ah pues ya lo sabes. No te quejes. Y ¿Quién dijo que lo íbamos a hacer tantas veces? Me preocupa que digas esas cosas y no agregues un: es broma al final.

Me acerqué, pasé mis manos por su cintura y lo besé en la mejilla.

—Nadie ha dicho que esté bromeando. Para la próxima, iremos a una playa. Así regresaré bronceado, habrá calor, y además… amo como te lucen los trajes de baño.

Nos dimos un baño de agua caliente, cenamos y Norman se dispuso a preparar chocolate para los dos. 

La nieve comenzaba a espesarse cada vez más, en las noticias advirtieron que aparentemente duraría unas horas esta situación.

Tomé uno de los muebles que adornaban la habitación, para ponerlo frente al enorme ventanal de cristal.

Aunque odiara el frío, dentro había calentado un poco y el espectáculo de la nieve cayendo sobre los árboles además de ser hermoso, daba una sensación de paz.

Norman regresó, abrí mis piernas y lo hice sentarse entre ellas. Me alcanzó mi taza de chocolate y en la otra mano sostenía la suya.

—Es hermoso ¿verdad? —preguntó rozando su nariz en mi mejilla.

—Mucho. Casi como tú.

Él sonrió con timidez.

—Todos decían que cuando no me necesitaras ibas a mandarme a volar — me dijo tocando los bordes de la taza.

—Tú también pensabas así.

—Sí. Es verdad. Y ahora que ya no me necesitas…

—¿Quién dijo que no? Te necesito más que nunca.

Estuvimos en silencio unos minutos, él entre mis piernas y yo abrazándolo por detrás. Con mi rostro enterrada en su cuello.

—¿Kevin?

—Hum…

—Me encantó la forma en que el destino nos unió —juntó nuestros labios.

—Me encantó conocerte. Te amo.

—Te amo.

We Found Our DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora