Norman
Desde que tenía a Kevin como segundo jefe a mi lado, mi trabajo había disminuido considerablemente. Era muy competente y preocupado. Hacía todas las gestiones sin chistar.
No podría haberme imaginado esto un año atrás. Su padre, se había jubilado por completo, sabiendo que la empresa estaba en buenas manos. También cambiamos el nombre a Stan-Heng Enterprises.
—Nunca hicimos una despedida de soltero —comentó Kevin mientras terminaba de organizar su escritorio para irnos a casa.
—Es que ni siquiera fue una boda de verdad.
—Deberíamos hacerla ahora. Digo juntos, como una especie de fiesta privada en un club.
—Pero que no sean a las que estabas acostumbrado.
Se acercó a mí, apretando mi trasero.
—Ahora te tengo a ti. Prometo comportarme.
(…)
Rentamos uno de los VIP del Bar Sparkling. Por supuesto, todos en el lugar conocían a Kevin.Estaban muy animados por volver a verlo ya que solía ser cliente fijo. Mordí el interior de mi mejilla cuando una de las chicas de la barra se acercó a abrazarlo y otro chico coqueteó descaradamente delante de mí.
Éramos unos siete invitados. Todos amigos de Kevin, yo por mi parte, no tenía muchos que llevar.
Mis pocas amistades eran ya padres de familia o no solían venir a este tipo de fiestas. Tampoco yo, pero lo hice por complacerlo, y también para cambiar un poco de rutina. Aunque al final me relacioné bastante bien.
Las botellas de whisky venían una tras la otra y realmente no había mucho espacio de ahí a estar completamente ebrios.
Kevin estaba disfrutando con sus amistades mientras hablaban animados. Uno de ellos, con el que logré tener más interacción, se llamaba Boris.
Era empresario, como nosotros y entablamos varios temas de conversación de interés mutuo. Sobre la una de la madrugada, el chico con el que charlaba se excusó para ir al baño.
En ese instante, uno de los chicos que había besado a Kevin cuando llegamos entró en el local donde estábamos todos. Llevaba unos shorts y una camisa blanca, que transparentaba y dejaba ver su cuerpo por debajo de la tela. Se acercó a Kevin, arrodillándose frente a él comenzó a bailar sensualmente.
Acariciando sus piernas en cada movimiento que hacía. Al parecer no le habían cancelado el show de striptease. Pero el aludido, se excusó y lo rechazó.
—Lo siento, pero mi esposo está aquí. No quiero incomodarlo.
Sonreí orgulloso y el chico se puso de pie de mala gana, abandonando el lugar. Kevin miró en mi dirección y me hizo un guiño.
—Chicos, no se van a creer lo que acaba de pasarme —dijo Boris cuando regresó —: He confundido al stripper que acaba de salir con Norman —y todos comenzaron a reír —. Es que todos los asiáticos se parecen.
—¿En serio? No lo creo —inquirió Kevin, divertido desde su lugar —. ¿Mi marido haciendo un striptease? Eso sí que es un chiste.
—Sí, lo sé. Señal de que estoy más borracho de lo que pensaba —comentó el chico.
—¿Perdona? —añadí ofendido (y un poco ebrio) —. ¿Por qué tan alarmado?
—Porque no eres el tipo de persona que hace esas cosas, ¿o sí? —me dijo levantando una ceja.
—No lo sé —fui hasta su lugar, estaba sentado en uno de los inmensos sofás del lugar y me coloqué de pie frente a él —. ¿Debería intentarlo?
Y comencé a desabotonar mi camisa.
—¿Qué crees que haces?
Lo ignoré y zafé otro botón. Todos en el lugar estaban en sus propios asuntos, pero era cuestión de tiempo que se percataran de lo que ocurría.
—Te juro que si no te detienes en este instante…
Me puse de rodillas y desabotoné el último botón.
—Si no me detengo, ¿qué? —le dije mordiendo mi labio inferior y acariciando su entrepierna —. ¿Qué pasa, Kevin? Temes que te avergüence delante de tus amigos. ¿Es muy gay para ti?
Él tosió y cruzó las piernas tenso. Todos se giraron a ver lo que pasaba.
—Boris —llamó a su amigo que se acercó divertido, y le extendió la tarjeta de crédito —. Váyanse al otro VIP. Beban, hagan todo lo que quieran y dale una buena propina al encargado, pero que nadie se atreva a molestarme durante el resto de la noche.
Se giró brincando de emoción y extendiendo la tarjeta de Kevin en su mano. Cuando todos iban abandonando el lugar, se inclinó hacia mí y me habló al oído.
—Tienes ganas de dar un show, ¿verdad? Déjame complacerte.
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We Found Our Destiny
Romance"No creo en el cliché de que un matrimonio arreglado se convierta en uno real alguna vez". Había dicho Norman cuando definió los puntos de su relación con Kevin, su esposo por contrato. Seguro de sus palabras, pero el destino a veces tiene otros pl...