Capítulo 24

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Kevin

Desperté a las cuatro de la mañana, los nervios del día que me esperaba no me dejaron estar más tiempo en la cama.

Por una parte, la exposición de mi tesis final y por otro, Norman llegaría también de Beijing. Y tenía algo romántico planeado. No podía con la emoción.

Hice una pequeña sesión de ejercicios para disminuir el estrés. Revisé una vez más toda mi tesis y le di una mirada a mi teléfono.

Me asombró no tener noticias de Norman. Seguramente estaría ocupado. Sería mejor no importunarlo.
Eran las ocho y aún no sonaba ninguna notificación y comencé a preocuparme.

Llamé a la oficina personal y me dijeron que había llegado en la noche, pero no deseaba que nadie lo molestara. Al parecer había problemas. Llevaban casi cuatro horas en una reunión.

Decidí que iría hasta allá. Cuando entré en el edificio todos estaban tensos. Algo grave sucedía. La chica de la recepción me dejó pasar al salón donde estaban reunidos.

Cuando llegué estaban todos los jefes de las distintas sedes allí (los conocía por las fiestas de navidad que se reunían en mi casa a celebrar), mi padre, suegro y mi increíblemente guapo esposo. Con un traje gris y negro.

Todos me observaron cuando entré, excepto él.

—Hola, hijo — me saludó papá visiblemente preocupado –. Toma asiento.

Obedecí, sin dejar de mirar a Norman que parecía completamente aislado.

—Lo principal ahora mismo es hacer un inventario de las pérdidas que hemos tenido. Determinar las sedes que más afectadas están y remediarlas —propuso uno de los jefes.

—En eso estamos, pero es difícil pagar si vamos perdiendo por día —dijo Norman.

—Perdón ¿Qué sucede? ¿Pueden explicarme?

Norman me dirigió una mirada molesta.

¿Qué sucedía? No era mi culpa nada de esto, ¿o sí?

—Kevin, la estrategia de Norman de extender el negocio, las empresas que solo nos vendían a nosotros. Los socios, todo se filtró. Y ahora hay diez empresas chinas aplicando las mismas técnicas y a menor precio. Estamos perdiendo y a este paso nos quedaremos sin fondos para mantener las sedes y pueden quebrar en poco tiempo —mi padre tenía la voz rota.

—Vamos a seguir con mi idea, inventarios y usar las cuentas bancarias para reforzar. Ya veremos que haremos cuando nos quedemos sin alternativas. ¡Vamos! ¡Cada quien a su sede! —gritó Norman y los presentes abandonaron el lugar.

Cuando se fueron me puse de pie y fui hasta él.

—Muévete —me dijo visiblemente molesto.

—¿Perdona?

—Que te muevas, dije. Tengo mucho que hacer. No tengo tiempo para ti —y me golpeó en el pecho, pegando una hoja de papel a este.

Cuando lo tomé, pude leer el encabezado. Era un acta de divorcio. ¿Qué mierda estaba pasando?

Me giré rápidamente dispuesto a tomarlo y preguntar, pero en ese instante vi reflejado algo en el cristal de la puerta. Como una especie de mapa.

Me fijé en el proyector y efectivamente, era un mapa. Me recordó a mi proyecto de tesis. Después de mirarlo por varios minutos tenía una idea.

Rápidamente, saqué mis hojas de tesis y comencé a organizar mis ideas. Cuando lo logré llamé a mi padre y a Norman de vuelta a la sala de reuniones.

—Kevin, estamos muy ocupados… — reclamó mi padre.

—Lo sé, pero escuchen, por favor. Creo que esto puede ser muy bueno.

Ambos se sentaron a mirarme con atención.

—Para realizar mi tesis, estudié una empresa de Pekín que se dedicaba a hacer estas mismas gestiones. Comerciaba con equipos electrónicos de todo tipo, pero cuando comenzaron a aumentar el alcance de estos y agregando más sedes, perdieron completamente el control y quebraron por no tener estrategias de mercado coherentes. Entonces el objetivo de mi tesis era trazar una estrategia alternativa que se hubiese podido usar en ese momento para salvar la empresa. Podríamos probar y aplicarla. Tenemos los recursos, los medios y además mucha más experiencia y personal. Compramos el edificio abandonado en Pekín, lo ponemos en funcionamiento y ya veremos.

Los hombres frente a mí se habían quedado mudos. Mientras yo parecía un loco acomodando las hojas donde tracé el esquema de estrategia, debajo del proyector para que se viera en grande, mi padre levantó el teléfono.

—Daniela, llama a todos al salón de reuniones. Tienen que ver esto.

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