Capítulo 2

794 141 51
                                    

Kevin

Nunca imaginé encontrar atractivo a alguien con rasgos asiáticos.

Creía que no era mi tipo en lo absoluto, pero en cuanto lo vi llegar a la sala, con un traje elegante de color salmón, mi opinión cambió por completo.

Su piel blanca y cuidada en extremo, lo hacía lucir como si fuese de porcelana.

El cabello lacio y oscuro estaba cortado y perfectamente acomodado. Las facciones delicadas de su rostro y sus labios carnosos eran un cuadro digno de admirar.

Después de todo no estaba tan mal, ni se veía tan afeminado. Bueno, quitando el brillo de labios que evidentemente usaba.

—Buenos días, señores Heng —mi padre se había puesto en pie y le seguí por cortesía —. Este es mi hijo Kevin.

Nos saludamos mutuamente y tomamos asiento.

Mientras nuestros padres charlaban sobre las estrategias que usarían para ampliar el mercado y llevar hasta China otra sede del negocio, el chico los miraba con atención y asentía lentamente.

Por unos minutos me mantuve atento a sus expresiones.

De cerca se veía muchísimo mejor, y el traje que usaba se ajustaba en sus muslos y brazos de forma obscena.

Tal vez tendría algo interesante escondido debajo. Mordió sus labios discretamente, al parecer disfrutando la idea de que a partir de ahora sería el segundo dueño de una de las empresas más prósperas del país.

Me imaginé como se vería contra los ventanales de cristal de mi habitación, gimiendo y suplicando por mi polla.

Tuve que cruzar las piernas para disimular el bulto crecido en mi pantalón.

Por un segundo, nuestras miradas se encontraron y nos quedamos viéndonos fijamente.

Ladeé la cabeza y lo miré de arriba abajo descaradamente, arrugó la frente y regresó su atención a la conversación de al lado.

Esa no es forma de tratar a tu prometido, lindo. Te vas a arrepentir de haberme ignorado.

—¿Kevin? —mi padre se había dirigido hacia mí —. ¿Estás de acuerdo con lo que hemos hablado?

—¿Con qué?

—Decíamos que el señor Heng tiene una casa para ustedes. Incluso posee varias habitaciones para que no tengan que dormir juntos. Solo será para las apariencias. Dentro de ese lugar puede pasar lo que les parezca, pero a la vista de todos serán una pareja feliz y desinteresadamente casada. ¿Entendido?

—Sí —dijo el chico.

—¿Kevin?

—Yo también entendí. No soy un niño.

We Found Our DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora