Norman
La verdad me sentía un poco incómodo usando esta ropa. Pero debía ambientarme. El lugar estaría lleno de jóvenes, ni siquiera nuestras familias estarían allí.
Hicimos una especie círculo, la música no era mi estilo, la verdad, pero intentaba mantener el ritmo de los demás.
Kevin usaba una camisa negra, por dentro de sus vaqueros, con las mangas dobladas hacia arriba, y botas oscuras.
Tenía el cabello suelto, cayéndole en ondas. Guapo, como siempre.
Se veía muy a gusto con sus amistades. Por eso decidí que esperaría un rato más y luego me iría. No deseaba importunarlo o arruinarle los planes que tendría para esa noche.En el fondo, pensar eso me daba un poco de celos. Creía en la posibilidad de una conexión (además de la sexual que evidentemente teníamos) pero cuando vi al chico a su lado muy rendido ante él, pude darme cuenta de que tal vez ese pensamiento era solo de mi parte.
De todas maneras, en cuanto pudiera valerse por sí mismo y me asegurara de que podía mantener su parte del negocio aquí, me iría a China como había acordado con mi padre.
Ambas empresas se hallaban al mismo nivel prácticamente y tendríamos los derechos a la mitad. Él podría hacer su vida con la persona que escogiera. Y todo quedaría ahí.
Cerca de las doce, me acerqué a Kevin.
—Voy al baño y en cuanto regrese me voy a casa. No quiero molestar y no estoy acostumbrado a esto. Nos vemos mañana.
Fui hasta el servicio. Lavé un poco mi rostro para despertar ya que debía conducir de regreso a casa. Acomodé mi cabello y chaqueta.
La puerta abrió de repente y Kevin se asomó, entrando al instante.
-—No molestas a nadie. Puedes quedarte —me dijo colocándose a mi lado, apoyado en el lavabo —. ¿Nadie te dijo que te ves irresistible con esa ropa?
—No, ¿y a ti? Supongo que sí, tienes muchos admiradores en la fiesta.
—Nadie importante. Creía que te quedarías hasta que terminara.
—Mejor no. Te dejaré para que hagas lo que quieras —le dije y me dirigí hacia la puerta.
Un Kevin frenético salió disparado, tomó mi brazo y tiró de él hasta hacerme quedar de espaldas al lavabo. Colocando sus brazos a ambos lados de mi cuerpo.
—¿Lo que quiera? En ese caso...te quiero a ti —me dijo acercando su rostro al mío.
—Soy costoso.
—Lo sé, pero puedo permitírmelo.
Fuera de control, comenzó a besarme, sosteniendo mi nuca y tirando más hacia su rostro y le correspondí, por supuesto... la verdad es que moría por hacerlo, desde que llegué y solo pude darle un pico.
Mis manos viajaban hacia su espalda y trasero, atrayéndolo hacia mi cuerpo.
Tocando todo lo que estaba a mi alcance.
Ladeó su cabeza y pasó su lengua por toda la extensión de mi cuello varias veces, y de pronto me mordió con fuerza.—¡Ay! Eso deja marcas.
—¿Y? ¿Me vas a decir que eso no te excita más? En el fondo eres como yo. Deja que te haga algunas, por mi cumple.
—Te estás aprovechando...
—Sí, lo sé —y continuó su recorrido chupando donde podía, su mano bajó hasta llegar a la parte baja de mis pantalones.
Suspiré, no podía negar que me gustaba, todo lo que hacía. Alcé mi barbilla para darle mejor acceso. Cuando las cosas estaban a punto de salirse de control le di un ligero empujón para separarlo de mí.
—Tus amigos...—le recordé —. Estarán esperando por ti.
—No, les dije a todos que se fueran antes de venir. Que la fiesta había terminado para ellos.
Lo miré arrugando la frente. Estaba realmente loco.
—No podía concentrarme en nada más que tú.
Comencé a abrir los botones de su camisa, el cinturón y bajé sus pantalones hasta el suelo.
Él hizo lo mismo con mis prendas. Nos quedamos completamente desnudos frente al otro. Mirándonos con los ojos cargados de deseo. Con mis manos delineaba sus tatuajes y trazaba círculos a su alrededor.
Nuestras entrepiernas estaban duras y chocaban contra lo otra cada vez que nos inclinábamos hacia el otro. Acerqué mis labios a su hombro y le di una mordida.
Y el idiota en vez de quejarse, gimió tan alto que tuve que poner mi mano en su boca.
—No muerdas, a menos que quieras que pierda el poco control que me queda — dijo agarrando mis nalgas.
Cuando vi que tenía intenciones de colocarse de rodillas, se lo impedí. Lo hice ponerse de pie.
—¿Quieres que lo haga yo esta vez? —le pregunté masturbándolo con fuerza, mientras succionaba su lóbulo.
—Por favor...muero por sentirlo.
Verlo tan perdido en las sensaciones, con su cabello sudoroso pegado a los hombros era una especie de detonante.
Sonreí, lo hice cambiar de posición, apoyándolo en el lavabo y me puse de rodillas frente a él.
Temía que su erotismo cambiara mi perspectiva de los roles, y por tanto mi negativa a cosas que no me había atrevido a hacer hasta hoy. ¡Qué jodido estaba!
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We Found Our Destiny
Storie d'amore"No creo en el cliché de que un matrimonio arreglado se convierta en uno real alguna vez". Había dicho Norman cuando definió los puntos de su relación con Kevin, su esposo por contrato. Seguro de sus palabras, pero el destino a veces tiene otros pl...