Kevin
Cuando terminamos de desayunar, encendí la tele para ver alguna serie que me interesara, mientras Norman iba a hacer unas llamadas de trabajo.
Finalmente decidí por una de las que apareció en Netflix. Solo veinte minutos después, me convencí de volver a la habitación y usar Instagram un rato. Pero cuando abrí la puerta de esta, cambié de opinión.
Norman se hallaba acostado sobre su estómago en la cama. Al parecer se había dormido. Tenía unos shorts cortos y una camiseta sin mangas negra. Dejé mi teléfono a un lado, me quité toda la ropa y me senté sobre él.
Se sobresaltó al sentir mi peso, pero al instante se relajó.
—¿Podrías darme un masaje?
—Claro, pero primero debes quitarte la ropa —retiré sus shorts, camiseta y me volví a colocar sobre él, ahora completamente desnudo debajo de mí — . Nada es gratis en esta vida. ¿Qué obtengo yo a cambio?
—¿Un gracias? —añadió con sarcasmo.
Le di una nalgada sonora. La piel se tornó roja de inmediato.—No juegues conmigo, Heng. Ya bastante te has aprovechado de la situación.
—¿Qué quieres entonces?
Deslicé mi dedo sobre su entrada.
—Primero el masaje, y después ya veremos.
Obedecí y comencé a masajear lentamente sus hombros y espalda. Frotando mis manos contra toda la piel que podía alcanzar.
Extendí mi brazo hacia el cajón, tomé y vertí el contenido de la botella de lubricante sobre su espalda. Lo irrigué hasta llegar hasta el centro de sus glúteos.
Tenté su entrada con mis dedos, él gimió ante el tacto y levantó un poco más las caderas.
—Estabas muriendo por esto ¿verdad?
Negó con la cabeza, pero su cuerpo no estaba de acuerdo. Su entrada se dilató de inmediato y cuando toqué su próstata tembló de pies a cabeza. Volví a extender mi brazo para alcanzar la caja de condones.
Rasgué el envoltorio, pero al instante Norman se giró un poco.
—No uses eso. Dolerá más.
—Como quieras —y tiré el condón a un lado —. Pero te advierto, dolerá de todas formas.
—Bastardo.
Sonreí. Vertí más lubricante sobre mi erección, la alineé a su entrada y con cuidado, fui entrando poco a poco..
Coloqué mis brazos a ambos lados de su cabeza. Pensé que se comportaría peor, pero estaba relajado, así que aproveché la oportunidad para entrar hasta la empuñadura. Jadeó bajo, aunque no se quejó. Estaba apretado y muy húmedo. Sus paredes se cerraban alrededor de mi pene de forma increíble.
—Para ser virgen lo llevas bastante bien—le dije mientras lo embestía con cuidado y mordía su lóbulo —. ¿Estás seguro que no lo has hecho antes?
—Calla, y sigue así.
Seguido, elevó aún más las caderas y lo tomé como una señal. Me incorporé y lo hice colocarse con las rodillas y las manos sobre la cama.
Comencé a follarlo en esa posición. Lo más fuerte que podía, olvidé por completo que podría haberle hecho daño. Pero, sus gemidos de placer eran tan continuos, empujaba sus caderas aún más contra mi pene para que lo hiciera más profundo que perdí el control.
Mi mano escocía, de tantas veces que golpeé sus nalgas perfectas y redondeadas hasta dejarlas rojas. Me incliné un poco más sobre él, con una mano tomé su pene y comencé a masturbarlo.
—Justo ahí —dijo gimiendo —. Más fuerte.
Obedecí y continué haciendo lo mismo. Hasta que sentí su entrada contraerse a mi alrededor. Aceleré mis movimientos en su pene hasta que se corrió en mi mano.
Lo penetré unas veces más, al borde del clímax, le di una mordida violenta en la espalda, ni siquiera se quejó. Liberé toda mi esencia en su interior.
—Eres un puto maniático —le dije riendo y recuperándome de las corrientes de placer que me atravesaban.
—Mi espalda debe estar sangrando. Y ¿el maniático soy yo?
—No te escuché quejarte.
Me separé de él, y un hilo de esperma se deslizó por sus muslos aún temblorosos.
—Debería ir a la ducha —sugirió.—Sí, aquí te espero. Pero no tardes, apenas estoy comenzando.
![](https://img.wattpad.com/cover/354320316-288-k882777.jpg)
ESTÁS LEYENDO
We Found Our Destiny
Romance"No creo en el cliché de que un matrimonio arreglado se convierta en uno real alguna vez". Había dicho Norman cuando definió los puntos de su relación con Kevin, su esposo por contrato. Seguro de sus palabras, pero el destino a veces tiene otros pl...