Capítulo 34

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Kevin

Gracias a todas las notas buenas que había alcanzado durante el año, logré conseguir que me aplazaran mi trabajo final para este mes.

Realicé una ardua investigación, de noches íntegras en esto, hasta que lo logré. Expuse y obtuve la nota máxima. Obviamente, ya mi puesto en la empresa estaba asegurado.

Aunque una vez que tuviese mi título, planeaba hacer algo más, no podía negar que me había gustado lo que había investigado y planeaba quedarme aquí.

Mi padre organizó una fiesta por mi graduación. Invitó a todos y cada uno de los trabajadores de la Empresa, incluyendo al ex de Norman. No entendía el objetivo.

—Fue idea de Norman, ya que es un socio nuevo, aprovecharemos que estarán todos para presentarlo.

No estaba celoso. Definitivamente no lo estaba. Acepté mi destino y decidí poner mi mejor cara en la fiesta.

Fracasé épicamente porque no podía evitar molestarme por el hecho de que había sido idea de mi esposo.

Lo ignoraría toda la noche. Lo que no esperaba que él hiciera lo mismo conmigo.

Norman usaba un jersey color gris de cuello tortuga, pantalones de pinza negros y zapatos Oxford, irresistible como siempre.

Hablaba demasiado cerca del idiota de su ex, y este le decía cosas al oído, incluso posó una de sus manos sobre el trasero de Norman, y no se retiró.

Me mentalicé de que lo que pasaba eran ideas mías, y definitivamente no eran celos.

Cuando todos comenzaron a marcharse, Norman se acercó a preguntarme si ya debíamos irnos.

—No lo sé, aparentemente no fue conmigo con quien viniste.

—Kevin…

—Sí, me quiero ir ya.

—Está bien.

Fui hasta el auto y me senté en el asiento del pasajero. Él demoró un poco, seguro fue a despedirse de su “compañero”.
Diez minutos después se sentó a mi lado.

—¿Nos vamos? —me preguntó y ni siquiera le respondí.

Encendió el motor y pisó el acelerador.
Cuando llevaba media hora conduciendo, decidió aparcar en una esquina.

—¿Qué haces? Falta mucho para llegar…

Antes de que pudiese terminar la frase, me tomó del cuello de la camisa, me sentó a horcajadas sobre él y acercó mi rostro para besarme. No era un beso romántico ni delicado. Era posesivo y violento. Incluso me dejó algunas mordidas.

—No estarás pensando hacerlo aquí, ¿verdad? Alguien puede vernos.

—Calla…y déjame —Succionó mi cuello de forma que sabía dejaría al menos unas cuantas marcas oscuras, imposibles de disimular.

Me senté de vuelta al asiento del pasajero, me deshice de los zapatos y pantalones, mientras él bajaba la cremallera y liberaba su erección.

Tomé una botella de lubricante de la guantera del coche, y me senté sobre él nuevamente. Cuando vio lo que tenía en la mano la tomó, lanzándola lejos, por la ventanilla del auto.

—¿Estás loco? ¿Por qué…?

—Dime que estás celoso.

—No lo estoy.

Y me penetró de un violento empujón. Proferí un grito tan alto que, de haber alguna persona cerca, estaba seguro que vendrían a socorrerme.

Por suerte, la carretera estaba prácticamente desierta.
Clavé mis manos en sus hombros con fuerza. Mi entrada ardía como nunca.

—Te vas a arrepentir de esto —le amenacé.

Y volvió a penetrarme más fuerte.

—Será mejor que te concentres —me dijo al oído —. Si no quieres hacerte más daño.

Respiré profundo. Con suavidad, comencé a moverme lentamente. Él tomó mis caderas para ayudarme a montarlo mejor, mientras mordía mi pecho.

—¿Por qué no admites que estás celoso?
—Porque no lo estoy.

Otra embestida dolorosa me atravesó. Dos lágrimas inevitables corrieron por mis mejillas.

—Bueno sí, vale ya…—dije temblando —.  Me estoy muriendo de celos. De saber que fue tu primero lo odio, no quiero que te toque nunca más.

—Así es mejor —me besó con delicadeza —. ¿No eras el que nunca había sentido celos?

—Supongo que nadie me había importado tanto como tú.

Sonrió.

—Y bien, ¿En qué estábamos? —le dije y continué en mi proceso de llevarnos al límite.

We Found Our DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora