Norman
Pasé la noche en vela, con Kevin despertando por momentos y volviendo a caer inconsciente.
Tenía mucho miedo, como nunca en toda mi vida. Hasta que amaneció ya que poco a poco se reincorporó, apoyándose en mi pierna.
—¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó desorientado, con una mano sobre su cabeza.
—No tengo ni idea.
—¿Estás bien?
—Sí, no hagas movimientos bruscos, estás sangrando y temo que tengas una hemorragia.
—Esos idiotas…
—Tranquilo, en esas condiciones no puedes hacer nada. Lo mejor será que te relajes. Solo nos queda esperar.
Obedeció y volvió a poner su cabeza en mi regazo.
Las horas pasaban y el pánico apoderaba de mí cada vez más, nadie había venido desde el día anterior.
Así que me arriesgué a asomarme por una grieta, fuera de la puerta había dos personas, los pude ver sin la máscara y definitivamente recordaría esos rostros si lograba salir de ahí.
De repente unas sirenas se escucharon a lo lejos. Me quedé en silencio, y miré a Kevin para comprobar si habíamos escuchado lo mismo.
Me senté a su lado, y nos abrazamos, esperanzados.
Un sonido de altavoz retumbó en todo el lugar, seguido de varios derrapes de autos y el sonido inconfundible de las aspas de un helicóptero.
—Salgan con las manos en el aire. Repito: salgan con las manos en el aire. Liberen a los rehenes y no empeoren su situación.
Los aludidos entraron al lugar y nos tomaron a ambos por los brazos, separándonos.
Salieron, uno de ellos apuntándole a Kevin con una pistola y el otro hacía lo mismo conmigo.
—Bajen las armas, déjennos irnos y nadie saldrá herido —gritó el secuestrador que me sostenía del cuello —. De lo contrario, ambos morirán.
—No está en posición de negociar. Entréguennos los rehenes y podremos llegar a un acuerdo —gritó un señor con uniforme de policía.
Había cuatro patrullas, un helicóptero, varios policías y una ambulancia.
El que sostenía a Kevin, se agachó para colocar la pistola en el suelo y dejarlo ir.
—Lo siento, hombre —le dijo al otro —. Pienso que esto es lo mejor que podemos hacer. Ya nos atraparon.
Kevin, en lugar de irse, se quedó de pie esperando la reacción del que me tenía apresado.
Aprovechando que estaban distraídos, golpeé en la entrepierna con todas mis fuerzas a mi captor, y este se dobló, pero de inmediato tomó el arma y la apuntó hacia mí, Kevin intercedió y la bala le dio a él.
Se abrazó a mí y se desplomó en mis brazos.
Una bala hizo caer al que había disparado, mientras que el otro corría hacia su cuerpo.
La policía entró en el lugar donde nos tenían cautivos y sacaron al resto de los cómplices que se escondían allí.
Todo era tan irreal, excepto por la gran mancha de sangre sobre mi ropa… y que no me pertenecía.
En ese momento, dos señores de blanco corrieron a ayudarnos. Me separaron de él y se lo llevaron en una camilla hasta la ambulancia.
Mis pies perdieron fuerza y caí inconsciente, segundos después.
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We Found Our Destiny
Romance"No creo en el cliché de que un matrimonio arreglado se convierta en uno real alguna vez". Había dicho Norman cuando definió los puntos de su relación con Kevin, su esposo por contrato. Seguro de sus palabras, pero el destino a veces tiene otros pl...