No puedo matarte

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Malek

Entrar con ella en mis brazos y tener que dejar que los enfermeros me la quiten es tal vez lo más difícil que he hecho. Lanzo mil ordenes para que la atiendan lo más rápido posible y ellos solo se dedican a revisar sus signos vitales y hacerme un par de preguntas.

La veo alejarse en una camilla con los ojos cerrados y me siento horrorizado por dentro. Todavía sigue saliendo sangre de su boca, el color rojo siempre fue el de Bianca, pero el de su sangre no me agrada para nada. Toma toda mi fuerza en mi interior para no ir tras ellos mientras la meten en emergencias.

Me cuesta respirar.

Esto no puede estar pasando.

¡Joder!

Solo esta mujer me puede causar la necesidad de tener todo el maldito tiempo, darme tiempo de pensar, darme tiempo de que ella sobreviva. Siento la impotencia de querer matarla por haber dejado hacerse esto, pero al mismo tiempo no puedo ni quiero pensar ni un solo momento en el que ella no sea parte de este mundo.

Con la respiración agitada y un nudo en la garganta recuerdo a su hermano y tomo mi celular para marcarle. Mis dedos temblorosos al ver que los tengo manchados por tratar de quitar la sangre de su rostro.

El teléfono suena pero en realidad no estoy concentrado por que el contesta pero no lo escucho.

—¿Malek? ¿Me escuchas? ... ¿Qué paso amigo? Me estas asustando.

—Bianca — digo.

—¿Qué paso con Bianca? — puedo oír como todo en el entra en pánico.

—Estoy en hospital — recuerdo decir — debes venir.

—¡Maldita sea Malek! ¿Qué le paso a mi hermana?

—Debes venir — repito.

—Dime que paso.

—¡No puedo Daniel! No puedo así que ven al maldito hospital por favor.

El cuelga la llamada sin decirme nada más, puedo sentir que esta molesto conmigo por dejar que le pasara algo y admito que yo también estoy molesto conmigo. Tengo experiencia en esta mierda de mundo, debí ver, el peligro siempre se ve venir solo debí prestar atención a los detalles. Jamás deje que los detalles se me escaparan. Me dejé confiar, confié en ella y me jode tanto por que enserio quería confiar en mi muñeca.

Me remuevo el cabello como loco, impaciente de tener noticias así que lo único que puedo hacer es caminar de un lado a otro.

Es cuando paso mi mano en mi bolsillo y siento algo que recuerdo que Bianca me lo dio antes que comenzara a toser sangre.

Al sacarlo veo que es su teléfono celular. Al abrirlo veo que me lleva directo a su álbum de fotos. Pero lo que me llama la atención es el ultimo video en que se ve que lleva puesto lo mismo de hace unas horas.

En mi interior siento que sea lo que sea va a ser difícil de ver. Aun así lo reproduzco y me siento en el suelo.

Parece estar en un cubículo de baño, el baño que entro antes de verme junto a Gabriel y luego salió con esa sonrisa falsa. Odio sus sonrisas falsas, solo quiero las verdaderas.

Ella acomoda la cámara mientras parece tomar unas profundas respiraciones.

Rulitos... hace unos segundos me dieron la orden de envenenarte. Y que si no lo hago Zack no cumplirá su parte del plan que acordamos... todo lo que planee se iría al carajo... y si me niego a hacerlo Gabriel debe dispararme una bala al cráneo — mira hacia arriba como si contuviera las lágrimas aun así sus ojos se cristalizan —Así que tuve que pensar rápido... tal vez quieras odiarme por la decisión que tomare... pero no puedo hacerlo entiende, no puedo matarte.

—Hay muñeca — susurro.

—Tomare ese veneno en tu lugar, el antídoto se podrá hacer con la muestra que quede en mi collar, ahí lo oculte... si es que logras llevarme a un hospital a tiempo... puede funcionar... pero si no — una lagrima se resbala por su mejilla la cual limpia rápidamente con enojo —el veneno es muy fuerte probablemente no logre aguantar.

Me niego, eso no es una posibilidad

—Pero no es culpa de nadie, espero comprendas. Si vas a culpar a alguien cúlpame a mí, sé que metí la pata y estoy aprendiendo de mi error. No es tu culpa, ni de mi hermano, ni Claire o Gael — se le corta la voz —y mucho menos tuya rulitos... fue mi decisión.

—Joder — digo sintiendo las lagrimas asomarse también.

—Acepte las consecuencias

—No — niego rotundamente.

—Y rulitos... si éramos un buen equipo — ella me sonríe pero con tristeza en sus ojos —ve y mata a esos malnacidos por mí.

Corta el video.

Me levanto de inmediato, ella acaba de derramar gasolina en mi ira ardiente, no hay nada que me impida reclamar la sangre que hicieron ella derramara. Una enfermera se me acerca la tomo del brazo bruscamente para que me ponga atención y saco el arma mostrándosela.

—El collar de la señorita en emergencias — la enfermera está en pánico por el arma pero la agito para que preste atención a mis palabras —en el collar había un veneno, preparen el antídoto — las personas alrededor notan mi arman y comienzan a gritar y a correr —Mas vale le salve la vida a esa mujer — le apunto en la mejilla haciéndola temblar —oh nadie sale vivo de este maldito hospital ¿entendido?






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