Amore

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Bianca

—¿Qué haces aquí? — pregunto.

—Creo que lo sabes muñeca — contesta con seguridad. Lo miro dudosa mientras tomo las rosas que me ofrece.

—¿Y enserio crees que con solo unas rosas me convencerás? — el ríe nervioso.

—Con algo se comienza.

—Hmm.

—No seas así hermosa, ¿no te gustaron? — intenta relajar la situación con una sonrisa.

No es eso, miro las rosas y sonrió ligeramente y camino a la cocina para tomar un florero llenarlo de agua y colocar las rosas. Volteo a ver a Malek y parece sonreír.

—Bien cómo puedes ver si me gustaron, pero si me gustaría que te fueras — muestro mi sonrisa más grande e hipócrita que puedo. El solo me mira medio divertido.

—Quiero comentarte algo.

—Escúpelo entonces — digo.

—Hmm...bueno hablando con tu hermano — lo miro confusa sintiendo que de esto no va a salir nada bueno —Le pedí que fuera el personalmente a acompañarme y que supervise como quiere manejar las cosas allá.

—¿Alla? — pregunto levantando una ceja.

—En Egipto, ya vi cómo trabajan aquí en Italia y comprobé que no es lo mismo como trabajan en mi país, así que ofrecí que fueran a ver y tu hermano no puede asi que pedí que fueras tu mejor.

—Yo — lo miro perpleja.

—Si, eres parte importante en la mafia italiana ¿No? La segunda jefa al mando y quien tiene voz a la hora de tomar decisiones.

—Sigue — le pido disfrutando la adulacion. 

—Y así veras también lo que podrías ser tuyo un imperio más para mi dulce muñeca — me guiña el ojo a lo que lo miro con mala cara.

—Me estaba gustando la idea y tu vienes devuelta con el matrimonio.

—Sabes que no me rendiere amore — hace esa sonrisa, esa maldita sonrisa. Me da ganas de golpearlo a la cara solo para que no provoque eso en mí. Opto por rodar los ojos y camino hacia él.

—Pensare en la oferta, no prometo nada.

El aprovechando que me acerque a su espacio persona se acerca más y toma mi mentón con su mano haciendo que levante más la mirada y nuestros ojos esmeralda se encuentren. Es una sensación electrizante mirarlo, como si su aura se emanara encima de mi embriagándome con su olor.

—Me gusta que seas difícil muñeca, pero yo siempre consigo lo que quiero.

—Eso dicen todos rulitos — lo reto.

—Yo no soy todos amore.

...

Logro que Malek se vaya y cuando al fin ha dejado la casa entran Tatiana y Gael corriendo hacia a mí con caritas de chismosos.

—¿Qué fue eso? — Tatiana se acomoda los codos en la isla enfrente de mí y su rostro en su mano muerta por saber cada detalle. Gael acomoda su brazo sobre sus codos mirándome fijamente.

—Escuche algo de matrimonio — miro mal a Gael ante su comentario.

—Relájense por favor, no está pasando nada aquí y no va haber matrimonio — los señalo amenazante. Ellos parecen disfrutar de la situación burlándose de mi expresión, lo cual solo me pone más incomoda a lo que mejor intento cambiar de tema.

—Mejor llama a mi hermano — le pido a Gael. Tatiana solo me ve irritada señalándome a que hable pero hago como que no la vi.

—¿Por qué quieres que llame a Daniel?

—Quiero que le digas que más le vale no pise Italia por un largo tiempo porque planeo mandarlo a matar — suelto así sin más, como si hubiera dicho algo adorable. Tomo una de las manzanas y me encamino a mi oficina.

Ni Daniel ni mucho menos Malek va a desviarme de mi camino, yo nací para brillar y liderar. Los hombres solo han atrasado mi camino a mi meta y sé que no debo dejar que lo hagan por más que lo intente. Siempre hay otra opción. Y siempre puedo ganar.

De todos modos... el matrimonio no es para mí.  






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