¿Una serpiente y un escorpión pueden llevarse bien?
Bianca Greco una mujer italiana independiente que sabe lo que quiere y hará todo lo necesario para dar a comprender su valor en el mundo de la mafia. Se encuentra con uno de los mafiosos más podero...
Es simplemente una piedra que me molesta y quiero apartarla lo antes posible o me voy a volver loca. Yo soy responsable por ello, necesito hacerle pagar por lo que hizo... por lo que me hizo.
Así que por esa venganza debo empezar a trabajar rápido por lo que me despido de mis padres prometiéndole a mi madre que la llamare para consejos de boda y que ella estará al tanto de todo. Enserio me gustaría concentrarme en mi boda pero en este momento no me siento capaz de pensar en eso.
Mis ideas y pensamientos son un desorden en mi cabeza, por lo cual tomare un consejo de mi cuñada para estos casos. Tomare un trago. Al entrar al bar me sorprende encontrar a Izak con una cerveza a la mano, cuando siente mi presencia la esconde detrás de él viéndome horrorizado. Pero al ver que soy yo se relaja un poco.
—Tranquilo no muerdo — le digo.
—Pensé que eras mi hermano... y el sí muerde
Rio pasando a su lado para agarrar una de las mismas cervezas que el está tomando y le entrego otra, él me sonríe con complicidad aceptándola.
—Creo que me encantara tenerte en la familia
—Me alegra oírlo — le sonrió abriendo mi bebida —Hablando de tu hermano ¿Dónde está?
—Se supone que salió a encargarse de un problema en las entregas de cargamento, ya sabes a él le gusta encargarse de los problemas personalmente.
Personalmente
Bueno acaba de llegarme una idea a la mente. Y cuando una idea aparece nadie me la puede sacar de la cabeza. Tal como Malek, debo encargarme de mi problema personalmente, solo yo.
—Tiene razón, todo sale bien cuando lo haces tú mismo.
—Ahora suenas como el, ya no me gustas.
—Oye — lo reprocho empujando su hombro con el mío.
Por suerte Izak solo es de humor negro y le caigo muy bien, comparto dos cervezas con él y aun que quería mal sigue siendo menor de edad y su hermano mayor me mataría si se da cuenta que lo emborrache sin su consentimiento. Por suerte le di suficiente alcohol para que le bajara sueño y se fue a dormir. Para el tiempo que lo acompañé a su dormitorio y volví al mío mi prometido volvió y está esperándome.
—Rulitos ¿Cómo te fue?
—No tan bien, tuve un problema todo el día.
—¿Y que fue ese problema? — el procede a tomarme de la cintura acercándome a él dejándome aspirar su fuerte olor masculino que me encanta.
—Que solo pensaba en esto — me besa, y no de forma delicada si no con franqueza, roces llenos de posesividad.
—Malek — lo llamo entre los besos que son van aumentando la temperatura y sus manos recorren mi piel con desesperación —Llévame a la cama — digo y el no duda ni un segundo en levantarme en sus brazos, nos besamos de manera desesperada mientras me carga hasta la cama. Ahí me recuesta gentilmente dándome un último beso mientras me mira con ojos de depredador y comienza a descender en mi cuerpo desabotonando y arrancándome la ropa hasta que me tiene como él quiere. Mis piernas sobre sus hombres provocando eléctricas y dulces cosquillas en mis muslos por su respiración.
—Toda mia — dice dando un beso en la piel de mi muslo y continúa subiendo hasta el lugar donde lo necesito. Primero pasa su lengua en mis pliegues lo que hace me retuerza en mi sitio y el continúa tomando mis caderas manteniéndome quieta mientras empieza a comerme como si se estuviera muriendo de hambre.
Gimo entre más chupa y lame en mi nudo de nervios y el conoce mejor que nadie como jugar con mi clítoris porque en cuestión de un par de minutos siento mis piernas empezar a debilitarse y temblar cuando siento mi orgasmo acercarse y Malek se da cuenta por que justo cuando me siento en el hilo de correrme en su boca se detiene a lo que gruño jalando de sus rulos con mi mano volviendo a acercarlo y que termine su trabajo pero solo siento su sonrisa en mi piel a lo que procede a tomar mis muñecas apresándolas encima de mi cabeza robándome un besa de manera sutil mientras él se desabrocha su pantalón. Sus ojos permanece en los míos mientras mueve su mano acariciando su erección mientras la acerca a mi entrada.
—¿Lista amore? — me pregunta a lo que asiento necesitada. Él no es gentil, se mete dentro de mí en un tirón, agradezco estar tan mojada que se desliza con facilidad. Malek empieza a embestirme al principio lento pero con fuerza mientras mis paredes empiezan a expandirse para él. Enrollo mis piernas alrededor de su cintura para ayudar a que lo meta en mejor posición. Cuando empieza a golpearme en el punto en que más placer siento cierro los ojos con fuerza gimiendo en su cara lo que lo vuelve loco y comienza a follarme con mucha más fuerza moviendo la cama que parece en algún punto podría quebrarse.
—Dios — gimo
—Ningún dios muñeca, soy yo quien te está follando — me dice poniendo una de sus manos en mi cuello aplicando presión a los lados de mi cuello que provoca se me corte la circulación y por alguna razón empieza a sentirse mucho más intenso cada uno de sus movimientos.
—Mírame — le pido una vez aleja su mano de mi cuello. Adoro ver como su cejas se arruga y su mirada enloquece mientras se mueve encima de mí. El obedece sin dudarlo moviéndose dentro de mi como si su vida dependiera de ello.
—Eres tan hermosa — me dice besando mi mejilla para luego detenerse tomarme de la cintura mientras nos da vuelta ahora yo quedando encima de el —Móntame muñeca
Obedezco complaciente a su petición empezando a menear mis caderas de atrás y adelante sobre el sintiendo su erección mucho más profundo en mi ahora. Juego con las velocidades moviéndome en cerca y saltando en el mientras construyó nuestros orgasmos. Sin necesitar de pedirlo nos miramos a los ojos mientras siento como yo me vengo primero deshaciéndome encima de el a lo que Malek procede a tomar mis caderas moviéndolas hasta que él consigue su liberación.
Siento su beso en mi frente antes de dejarme caer al lado de el en la cama recuperando mi aliento.
Desearía poder memorizar cada segundo con el como este. Y que el entendiera lo que ahora siempre lo que ahora siento por él y lo que es para mí. Pueda que por ahora esta sea una despedida hasta pronto. Solo que no puedo decírselo.
—Somos un equipo — susurra el envolviéndome en sus brazos acercándome a él.
—Somos un equipo — le contesto durmiéndome en sus brazos.
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