¿Una serpiente y un escorpión pueden llevarse bien?
Bianca Greco una mujer italiana independiente que sabe lo que quiere y hará todo lo necesario para dar a comprender su valor en el mundo de la mafia. Se encuentra con uno de los mafiosos más podero...
Los hago seguirme a un callejón sin personas para no llamar la atención de alguien indeseado. Una vez vuelvo a ver a Malek al rostro empiezo a hablar.
—No deberías estar aquí.
—Soy yo quien debería preguntar eso muñeca — dice con superioridad, su mirada viéndome de arriba abajo como si buscara algo.
—Tengo mis razones rulitos — cruzo mis brazos.
—¿Qué razones muñeca?
—Malek — advierto, no puedo decirle, sabe que no puedo decirle. Pero tiene una mirada persistente que me dice no se va a rendir conmigo.
—¡No! Debes decirme el porqué, porque no debería arrástrate devuelta a casa conmigo.
—Estas molesto
—Claro que estoy molesto Bianca, ¡Te fuiste! — levanta la voz dando un paso hacia a mi a lo que miro hacia el suelo sin saber como lidiar lo que esto me esta haciendo sentir, me siento vulnerable por que no le quiero mentir pero también lo quiero proteger.
—Debo hacer esto — es lo único que digo.
—¿Hacer qué?
Miro a Izak quien está detrás mío intentando ignorar la pelea que se esta formando, el evita mirarnos directamente mientras vigila nuestro alrededor por si alguien se acerca, pero le doy una mirada que no tarda en entender que necesito un momento a solas con su hermano, el asiente y se aleja. Vuelvo a ver al hombre frente mío repitiéndome mentalmente mi meta.
—Debes irte. Juro que tengo una razón, no saber lo mucho que deseo volver, volver a tu lado pero debemos hacer cosas que no nos gustan a veces.
—No me hagas volver a preguntar nena, no planeo irme de aquí.
Se hace un momento de silencio.
—Yo te contestare hermano — entra Zack el cual puedo ver entrar detrás de Malek. Bajo la mirada nuevamente, ahora enserio no puedo ver a Malek a los ojos —Bianca ahora es mi prometida.
La bomba cayo, puedo sentir más tensión acumularse en el ambiente. Se que Malek queda viendo a su hermano mayor por un largo minuto y luego siento su presencia sobre mí.
—Dime que no es cierto — me pide, hay dolor y enojo en su tono. Pero permanezco callada. Al ver que no diré una palabra su enojo aumenta —¡Esa boda no sucederá! — reclama envuelto en ira —sobre mi maldito cadáver.
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