No me obligues

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Es el día de la fiesta de compromiso.

No he logrado dormir bien desde hace semanas por lo que me esfuerzo en ocultar mis ojeras en el maquillaje.

Llega el momento que debo ponerme el vestido, Zack lo compro verde esmeralda por que combinan con mis ojos. Sin embargo no solo combinan con los míos. Puedo imaginarme a Malek viéndome con el puesto, las cosas que diría, los apodos que me dices y las cosas que me haría con cada caricia.

Pero esas imágenes son interrumpidas por Zack quien entra vestido elegante y con una maldita sonrisa en el rostro a lo que me obligo a forzarme una.

—Debemos irnos belleza.

—Estoy lista — le confirmo. El se coloca a mis espaldas viéndome de arriba abajo para darme un beso en la mejilla tomar mi mano e irnos.

...

Hay mucha gente, personas que ni siquiera conozco solo sé que son el grupo del idiota de mi falso prometido. Pero veo una cabellera llenas de rulos lo que hace me congele en mi lugar. Es el, esta aquí.

Gabriel se acerca a mi contento y creo noto ya e visto a ese alguien que me tiene quieta como roca.

—Si es el — me confirma —Zack lo invito para presumir que ahora su querida muñeca esta del lado enemigo.

Ignoro a Gabriel volviendo a pintarme una sonrisa y caminando al lado de Zack caminando y saludad a las personas que pasan. En el momento que debo pasar al lado de Malek no dudo en tocar su mano con la mia, sin que nadie se percatara. Es mi forma de tranquilizarlo ya que puedo ver su mirada endurecida, sus hombres tensos. Creo haberlo relajado pero me lanza una mirada de decepción lo que me afecta aun más.

Gabriel me toma del brazo de repente jalándome a un lugar con menos personas, metiéndome en los baños.

—¿Qué te pasa? No me toques — lo alejo.

—Zack quiere que hagas algo muy importante para así cumpla la parte de su trato

—¿De qué me estás hablando?

—Si no cumples esto, el dará ordenes de matarte hoy, sin importar este Malek para verlo.

—No jodas, no quiero trucos.

—No es un maldito truco Bianca, el ordeno que tu mates a Malek con esto — el saca un frasquito el cual contiene un liquido azul oscuro el cual reconozco.

—Es bella dona.

—Envenénalo.

—No lo hare — me niego, me niego rotundamente.

—Debes hacerlo enana, no quiero verte morir hoy.

—¡No me obligues Gabriel! No puedo.

—Si no lo haces no solo me obligará a matarte, este lugar se convertirá en una masacre.

Se me comienzan a humedecer los ojos, mil millones de pensamientos corren en mi cabeza. Pero me obligo a asentir. El plan tendrá cambios repentinos. Joder maldita sea.

Tomo el veneno de bella tona y lo vierto en el collar que Claire me regalo, el que ella mismo me dio para momentos como este. Guardo el veneno cerrando la tapa y con una lagrima traicionera corriendo por mi mejilla.

—Déjame sola — le pido — saldré cuando esté preparada mentalmente.

El acepta dándome una última mirada para después irse del baño, aun puedo escuchar que se quedo justo afuera de la puerta.

Me miro al espejo pensando en lo que acaba de pasar.

Todo se va a ir para el carajo. 




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