— Dejar que mueras, sería algo tan fácil como matar a tu familia y yo no quiero eso.
Dios.
Dael cerró los ojos entre lágrimas mientras intentaba no ahogarse con el exceso de oxígeno que estaba recibiendo con la bomba.
Se encontraba convulsionando otra vez, a punto de tener un infarto debido a su gastado corazón artificial y para no morir, el médico que era cómplice del jefe, se encontraba dándole oxígeno con una bomba, para eso debieron meterle un tubo por la boca, pero él oxígeno que estaba recibiendo era con la intensidad que no necesitaba y eso más bien lo estaba matando.
— Quiero que lo salves, no que lo mates.
Una vez el médico entró en pánico por la pistola que presionaron contra su nuca, retiró la bomba del oxígeno para ponerle una paleta de madera entre los dientes mientras uno de los hombres le amarraba las muñecas a la cama y el otro hombre le rompía la camisa por la mitad para dejarle el pecho al descubierto.
— Espera, espera... Maldición, se nos fue.
— ¡¿Por qué le pones el oxígeno?! ¡Hazle un RCP!
Cuando Dael empezó a sufrir de un infarto en el que su muerte era cien por ciento segura, fue el jefe el que decidió empujar al doctor para ser él quien le hiciera un RCP para intentar salvarlo, pues aún no tenían los aparatos necesarios que pudieran ayudarlo.
— Tú no te vas a ir solo, yo debo matarte primero — Susurró entredientes — No te he dado el permiso de morirte.
— Jefe, está pálido... está muerto.
— ¡No es cierto!
Era cierto. Estaba haciendo el RCP de puro gusto, estaba ejerciendo fuerza de puro gusto, ya que no había nada más que hacer por Dael.
Luego de pasar tanto tiempo con un corazón artificial que había caducado, luego de tantas drogas suministradas, tantos golpes, tantas depresiones y presiones, todo se resumía a eso.
— Lo vamos a llevar al hospital y más te vale que lo salves — Gruñó — Si no lo haces y él muere, yo mato a toda tu familia, médico incompetente.
Luego de tal amenaza, el doctor metió todas sus cosas al bolso mientras algunos sujetos se llevaban a Dael en la camilla directo afuera para meterlo a la ambulancia.
— Pero no creo que resista a otro trasplante, con este ya serían tres.
— Tendrá que hacerlo... Su peor muerte es ver como le hago daño a los suyos.
Una vez Dael estaba dentro de la ambulancia, el médico se subió junto con él para atenderlo, dejando el volante a la mano derecha del jefe, quien debía quedarse dentro de la casa por motivos personales.
— Lo quiero vivo o tú mueres.
— Mi colega DaJatza...
— DaJatza tendrá que ayudarte, se trata de Dael.
Por supuesto.
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— ¡Park! ¡Park, ven aquí!
DaJatza llegó a fruncir el entrecejo cuando, justo iba a entrar a estadística, uno de sus colegas empezó a llamarlo de manera desesperada mientras llegaba consigo una camilla en donde parecía traer a alguien.
— No hagas escándalo. ¿Qué pasa?
— ¡Es Dael!
— ¿Qué?
Tras escuchar ese nombre e imaginar que era Dael quien estaba en la camilla, corrió hacia el doctor Kim únicamente para ver el estado de Dael. Estaba demasiado pálido, con la boca semiabierta y las uñas moradas, extremadamente frío y casi tieso.
— Necesitamos hacerle un trasplante de corazón con urgencia, Park.
— ¿De qué hablas? No podemos hacer eso.
— ¡Es un trasplante o morirá!
— ¡Con este sería el cuarto trasplante ya! ¡¿A caso crees que su cuerpo soportaría tanto?!
— Nada nos cuesta intentarlo, Park.
— No... — Sentenció — Ya es hora de que Dael pueda descansar en paz.
— ¡No estás entendiendo, estúpido! ¡Si no hacemos algo por él, SooLiman nos matará a todos, iniciando por la familia de Dael! — Kim espetó — ¡Así que tú decides, lo llevamos al quirófano o ese loco mata a JimSi!
DaJatza bajó la cabeza y con la mandíbula tensa miró a Dael, luego se dio cuenta de que no tenía más opciones que intentar salvarle la vida, así que apretó el puño de rabia e impotencia al saber que la vida de todos los Park estaba en juego.
— Hay que llevarlo al quirófano.
Dispuesto a intentar dar todo de sí para salvar a Dael, se llevó la camilla en donde estaba junto con Kim para ir directo al pasillo del fondo que es en donde estaba los quirófanos, pero con tanta preocupación y ansiedad, llegó a olvidar que justo en frente estaba la sala de espera y era ahí en donde a veces se quedaba YajaTzael cuando JimSi recibía visita de sus hermanos, por lo que cuando pasó por ahí, tanto YajaTzael como JimDae, quien al parecer se había atrevido a visitar por primera vez a JimSi, voltearon a verlo con curiosidad por la tensión que él y su colega iban soltando.
— Pero qué... ¿Dael? ¡Dael!
Tras darse cuenta de que el que iba en la camilla era Dael, ninguno de los dos dudó en correr para ver qué es lo que estaba pasando, pero sus palabras y preguntas quedaron estancadas en la garganta cuando se fijaron en cómo iba Dael.
— ¿Qué le... Qué le pasó?
— Sufrió de un infarto, ahora debemos llevarlo al quirófano para ver si podemos salvarlo — DaJatza respondió — Kim, prepáralo y empieza mientras yo me cambio, pero ya.
— No-No, espera... ¡Dael!
Una vez Kim entró al quirófano con unas enfermeras, él se dio la vuelta para intentar calmar a YajaTzael y a JimDae, quienes parecían demasiado preocupados por el estado de Dael.
— ¿Qué fue lo que le pasó?
— Ahora no tengo tiempo de explicar.
Cuando quiso irse en busca de cambiarse el atuendo, fue YajaTzael quien lo agarró del brazo para que no se fuera y le explicara mejor lo que estaba sucediendo, por lo que sin más opciones, soltó un suspiro a medida de que encaraba a ese par.
— La enfermedad de JimSi es hereditaria de parte paterna, me refiero a que Dael padece del corazón y con este, ya sería el cuarto trasplante que se le haría — Explicó — Pero, si bien lo notan, hay un porcentaje del ochenta por ciento de que Dael no sobreviva siquiera a la mitad de la operación.
Luego de explicar muy bien las cosas sin filtro alguno, YajaTzael y JimDae quedaron sin palabras que decir, solo se congelaron en su sitio sin poder creer lo que habían escuchado.
— Y espero que JimSi no se entere de esto, pero su papá tiene la muerte segura.
