YajaTzael le sonrió a JimSi, lo agarró de la cintura para acercarlo y así besarlo en la mejilla un sinfín de veces mientras JiMin se limaba las uñas a un lado, más concentrado en maldecir a YoonGi que en otra cosa.
— Ve por él, JimSi quiere verlo.
— Tu papá tiene mi cara, ¿sabes?
— Sí, pero...
— JiMmy tenía razón, todos los hombres son iguales.
Ante el gruñido enojado de JiMin, el menor se bajó de la camilla para ir hacia él y abrazarlo para que ya dejara de soltar maldiciones y pudiera calmarse un poco. YajaTzael, por otro lado, lo volteó a ver por lo que había dicho, así que él le dio una mala mirada para que no le preguntara lo que le iba a decir.
— No sé si el señor Min es estúpido o si...
— Es estúpido.
— Bueno, sí, pero no lo creí tan estúpido como para...
— Yo sí.
— Papi, déjame hablar.
— Claro que sí, chaparrito. ¿Qué decías de la política?
JimSi soltó una risita ante el bufido de JiMin, después decidió dejarlos solos cuando Lee entró con una rosa para él y ya aprovechando que YajaTzael estaba más interesado en insultar a YoonGi por existir, caminó hacia Lee y le pidió un beso, ya que no podía solo darle uno cuando a penas le llegaba bajó los pectorales.
No es que el fuera pequeño, es que Lee era demasiado alto.
— Como te decía, una mujer le estaba coqueteando y él, o no se daba cuenta o le seguía el coqueteo.
— Los hombres ya no los hacen como antes, enano — Comentó YajaTzael — Son cosas que indignan.
Él negó con un suspiro, así le acarició el cabello a JiMin y miró de mala gana cómo Lee estaba junto a JimSi, así que le hizo una seña de que lo iba a descuartizar sino se alejaba, cosa que pasó y algo traumado Lee se alejó un poquito de JimSi, pero de nada sirvió porque éste se acercó.
— ¿Y qué le dijiste, entonces?
— Me enojé con él y le dije que se fuera con esa mujer que parecía ser una maestra en el arte de la seducción — Respondió JiMin — Y él me dijo que ser tu hijo no siempre funciona y que necesito terapia.
— Eso no me interesa, lo que me interesa saber es si terminaste o no con él.
— Pues, si sigue defendiendo a esa tipa, tendré que alejarme.
— Ay, Dios. Lo siento mucho, bebé. No sabes lo mal que me siento por ti, sé que lo amas — Murmuró — Yo solo quiero tu felicidad y si tu felicidad es estar lejos de mi estimado yerno, tendré que aceptarlo y apoyarte.
JiMin suspiró en su pecho, así que él apartó la mirada hacia la ventana para morderse el puño y así evitar gritar de la felicidad, pues luego de tantos pactos con Satanás, éste lo vio a los ojos y le cumplió el deseo de mandar a la mierda a YoonGi.
Por allá, desde el sillón, el menor le mostró una sornisa a JiMin, pues los dos ya habían hablado de ese tema antes de que YajaTzael llegara y ahora solo faltaba hablar con YoonGi.
Ese maldito.
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— ¿No te sientes cansado?
— JungHyung debe dejar de preocuparse tanto por JimSi.
— No, eso no.
Lee soltó una risita, con las mejillas algo rojas bajó la cabeza para ver una mata de cabellos negros, también la manita que estaba siendo envuelta entre la suya mucho más grande.
— JungHyung.
— ¿Qué pasó? ¿Te cansaste? ¿Quieres sentarte un rato?
— Es que... te veo y me dan ganas de comerte.
¿Cómo fue?
Como si JimSi hubiera dicho el secreto de la tercera guerra mundial, él le soltó rápidamente la mano y traumado se alejó de manera abrupta, fue ahí en donde no se fijó y terminó chocando con una puerta cuando ella fue abierta de sorpresa.
— Ay, lo siento.
Cuando una enfermera hizo una reverencia como disculpa y luego se fue, él intentó acomodarse la nariz mientras JimSi empezaba a reír con ganas, dejando escuchar lo tierna que era, por eso él sonrió, porque no le importó si se estaba riendo de su torpeza y dolor, con tal de verlo así de feliz la verdad es que no importaba nada más.
— ¿JungHyungie está bien? Puedo consolarte.
— No, no... yo puedo solo, gracias.
Todavía traumado, tomó la manita del menor para que siguieran caminando con dirección a la habitación de Dael, pues JimSi había estado queriendo verlo desde la mañana y tenía ansias por llegar.
Ya lo extrañaba.
— No es mi culpa, Lee. Eres tan guapo, tan varonil y tan caliente que, mira, las venas de tus brazos me llaman — JimSi rió — Yo de verdad quiero comerte, ¿sabes? ¿Por qué eres así? Eso es tan cruel.
Hablando de eso como si fuera lo más normal, caminaba por los pasillos con una gran sonrisa mientras Lee miraba el piso como psicosiado por sus múltiples perversidades.
— Hemos llegado.
Emocionado por ver a su papá, JimSi abrió la puerta con esa misma sonrisa, pero junto con él quedó sorprendido cuando observaron que el doctor DaJatza y Dael se estaban besando.
— ¿Papá...?
Los mayores rompieron el beso, asustados lo voltearon a ver, fue ahí en donde DaJatza se puso de pie para recuperar su postura y hacer como si nada hubiera pasado.
— Libro de bolsillo, yo...
JimSi llegó a fruncir el entrecejo, de brazos cruzados se dirigió hacia Dael para sentarse a su lado mientras veía mal a DaJatza, pues era un poquito celoso y sobreprotector cuando se trataba de Dael, así que verlo con alguien más le daba una cosa extraña mejor conocida como histeria, según YajaTzael.
— ¿Por qué se estaban besando, papá?
— No nos estábamos besando, solo estábamos hablando con los labios. No, mentira — Dael sonrió — Porque DaJatza es mi novio y tú debes saber que él estará conmigo.
JimSi no respondió, empezó a refunfuñar mientras seguía de brazos cruzados y ceño fruncido, por lo que él lo agarró de los hombros para acercarlo y dejarle un beso en la frente.
— Creo que es hora de que seamos felices, ¿no lo crees?
Ante su murmullo, el menor lo miró por unos segundos, después suspiró antes de acomodarse en su hombro para no lastimarle el pecho.
— Si tú quieres estar con él y si él te hace feliz, JimSi te apoya — Respondió — Solo quiero que seas feliz, eso es todo.
— Intenta hacerle entender eso a YajaTzael, porque cuando ese hombre se entere de que estoy con su hermano, le dará un infarto — Comentó DaJatza — Es que él cela hasta las piedras. YajaTzael es tan raro y tan inhumano que me sorprende.
— JimSi no cree que se ponga celoso, ¡estará feliz!
