III. 𝙞𝙡 𝙥𝙪𝙜𝙣𝙖𝙡𝙚

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LA DAGA: SIGNIFICA UN SIGNO DE PELIGRO.

LA DAGA: SIGNIFICA UN SIGNO DE PELIGRO

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Asia oriental, 1814


La princesa favorita del reino de cerdeña. Esa dulce criatura que el reino llevaba tiempo esperando, las generaciones anteriores habían visto nacer a príncipes, pero nunca a una bella niña que se convirtiera en la esperanza de un nuevo comienzo para todos ellos; el día que la reina dio a luz a una hermosa mujer, el pueblo festejó. Una niña, la alegría del lugar, y de eso se encargo la joven princesa, desde pequeña siendo tan curiosa que lograba alegrar a cada persona que estuviera junto a ella, no dejaba de hablar, preguntar o de juguetear, un resplandor de luz para todos.

A las personas les es difícil negarse a las peticiones de la joven Emilie, no solo porque se le ha dado el honor de nacer con sangre azul, sino por su linda manera de ser y de envolverte por completo con su actuar. Ni el rey se atrevía negarle cualquier petición a su hija; por ello, nadie podria culpar a Yi-sun por aceptar hacer las locuras que la joven pedía.

No le importaba que sus vestidos se desgastaran al correr por los campos, que se llenarán de lodo o se rasgaran al pasar cerca de plantas con espinas.

Estas hecha un desastre.

—Ven, para ser un desastre juntos.

—Lo que usted desee, alteza.

Emilie ríe. Camina hasta Yi-sun, para sentarse a su lado. Ignora la suciedad de su vestido, eso días nadie ha opuesto queja ante las pésimas condiciones en las que entrega cada vestido, así que no puede importarle más.

Saca una botella de vino. El hombre se queda sorprendido al ver aquella acción, realmente la chica había robado uno de los vinos de su padre.

—Deseo que me acompañes a tomar un poco de vino.

—Su padre me mandara hacer trizas, ese es uno de su vinos.

—Solo es una.

—Una botella que ha viajado desde Cerdeña solo para su padre.

La castaña lo ignora. Le pide que abra la boca y le da un trago directo de la botella, no importa, solo son ellos y bastante difícil le fue sacar el vino, para intentar llevar copas.

—Y de las únicas. Hace tiempo que la vid no daba frutos buenos para hacer los vinos, fue hace poco... entre los pueblos dicen que un campesino dejó sin hojas cada arbusto, los campesinos dejaron de enfocarse en la vid porque estaban fascinados al escuchar a un ruiseñor, después la vid le pidió al pájaro que llorara para con sus lágrimas volver a renacer con un buen fruto para hacer vinos.

—Emilie.

—Es de los mejores vinos. Disfruta de ello. Mi padre no pondrá algun reproche por ello.

Las risas juveniles y cómplices de ambos. Los rayos del atardecer siendo los que le dan contra sus rostros, dándole un brillo a sus rostros y a sus ojos, aunque estaba claro que sus ojos brillaban también por que los sentimientos entre ambos cada día van creciendo, y esto va detonado en un enamoramiento que en cualquier momento ouede llegar a su punto más alto.

Es como un río que va a toda fuerza, esos que estar por desbordarse y con ello traer consecuencias para la naturaleza que crece alrededor de él.

Los días pasan, y junto a ellos la hora de llegada de Yi-sun. Y es que aquel noble tenía que cumplir su deber de estudiar, teniendo que dejar de lado un poco lo que es su vida, pero hay muchas quejas. La princesa seguirá ahí por un largo de meses y él ha prometido viajar de manera frecuente para visitarla.

Princesa Emilie. Su padre, el rey Pascal ha pedido que se presente ante él. 

Al presentarse frente a su padre no tarda en sonreír, se acerca a él, y como la niña amorosa que siempre ha sido con el Rey, no duda en envolverlo en un abrazo, recargando su cabeza en el hombro del hombre.

—¿Me has llamado?

—Necesito que te alejes de Yi-sun, estas comprometida.

—Padre.

—Lo he dejado pasar, un poco de diversión, no me interesaba. Pero esto no puede avanzar más.

—Padre, no.. no es...

—Estamos creando nuevas rutas comerciales, pero eso no significa que sean dignos. No están a nuestro nivel. Tu te cámaras con el heredero al reino de Suecia, no arruines nuestros negocios.

—Padre, no.. no lo conozco, en cambio a Yi-sun lo hago, y es un hombre...

—No. Mantienes tu distancia o regresas a Cerdeña en la próxima embarcación.

—Lo entiendo.

—Te amo, Emilie. Es por tu bien.

—Lo padre. Voy a descansar.

𝗢𝗡𝗟𝗬 𝗔𝗡𝗚𝗘𝗟, my demon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora