Capítulo cuatro

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Hoseok soportó un año completamente encerrado, durante ese tiempo se dedicó a estudiar en casa con un tutor que su padre había contratado, además que aprovechó para demostrarle que ya había cambiado, que era un hijo bueno ahora.

Quería poder salir de ahí, poder tener una vida normal, además que aunque no estaba seguro, sospechaba que su padre ya estaba saliendo con alguien, pues desde que su madre había fallecido podía oír la voz de otra mujer y a veces podía verla por su ventana.

¿Le dolía lo poco que su padre amaba a su mamá? Si, y mucho, pero después de un tiempo ya no tenía fuerzas ni ganas de pelear en contra de él, además que nunca tenía éxito, siempre terminaban pagando otras personas y su encierro se volvía peor.

Ahí entendió cuando decían: Si no puedes con el enemigo, únetele. Así que simplemente hizo lo que su papá le decía para poder tener la libertad que le habían arrebatado a sus siete años.

La primera vez que su papá lo dejó salir de su cuarto, el corazón de Hoseok se rompió, pues ya no reconocía ese lugar, todo era diferente a como lo recordaba, ya no había ninguna foto de su mamá ni ninguna de sus cosas, parecía un lugar nuevo.

— Se ve mejor que antes ¿no?

— Si… — mintió y sonrió.

Seung sonrió.

Hoseok llevaba dos meses de regreso en la escuela, apenas volvía a adaptarse a todo nuevamente, aún debía cumplir horarios, pero al menos ahora podía estar en toda su casa y no únicamente en su cuarto, para el eso era más que suficiente.

Seung casi no estaba en casa, y eso era algo que Hoseok agradecía demasiado.

Un día Seung llegó a la casa acompañado de una mujer bastante bella, pero nada comparado con su mamá.

La pareja entró riéndose como si fueran dos adolescentes.

Hoseok sabía que era la misma mujer que oía desde su cuarto, lo sabía porque reconocía la voz, la observó y se le hizo conocida, pero no podía recordar de donde.

— Hoseok, ella es Byeol mi novia y la futura dueña de esta casa. — la abrazó de la cintura y la besó.

Byeol correspondió el besó.

Hoseok los miró sintiendo náuseas, pero lo soportó, porque no podía arruinar esta pequeña oportunidad que había logrado, así que sonrió.

— Mucho gusto y bienvenida.

La pareja se separó del intenso beso.

Byeol se acercó a Hoseok y le apretó las mejillas besándole la frente.

— Yo seré una mejor madre, al menos lo suficiente para que olvides a la que se murió. — sonrió.

Hoseok sintió su sangre hervir por ese comentario tan fuera de lugar, apretó sus puños, pero aún así asintió con una sonrisa.

— Comamos juntos, así como la familia que seremos de ahora en adelante. — dijo Seung feliz.

— Lo siento, me encantaría comer con ustedes, pero tengo mucha tarea que hacer. — sonrió un poco. — Me voy a mi cuarto, un gusto conocerla. — se dio la vuelta y subió a su cuarto.

Seung y Byeol lo vieron irse.

— Creo que ya me quiere. — sonrió. — ¿Cuándo le vas a decir que nos vamos a casar? — lo miró.

— Aun es muy pronto, la gente puede empezar a hablar. — acarició su mejilla. — Esperemos un poco más.

Byeol se alejó molesta.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora