Capítulo treinta y uno

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Seokjin vio la noticia de su matrimonio anunciándose en todos lados, no entendía la noticia, pues en su cabeza esa relación había terminado desde que regresó y no volvió a hablar ni con Taehyung ni con su papá.

No comprendía de donde sacaban que iban a casarse en seis meses, le parecía una muy mala broma.

Seokjin salió de la mansión hecha una fiera.

Yoongi lo vio y lo siguió, había estado vigilándolo desde aquel día que lo encontró completamente intoxicado.

— ¿A dónde vas? — lo sujetó de la muñeca.

Seokjin lo miró sorprendido y trató de soltarse.

— Voy arreglar eso de mi boda, así que déjame ir. — frunció el ceño.

— Yo te llevo.

— No, no necesito un niñero o un guardaespaldas.

— No soy tu niñero ni tu guardaespaldas, pero estas muy alterado y puedes lastimar a alguien.

Seokjin resopló harto y asintió a regañadientes.

Yoongi le quitó las llaves y se subió al auto.

— ¡Oye! — se quejó.

— Yo manejo.

El camino fue silencioso e incómodo.

Seokjin observaba a Yoongi de vez en cuando, tratando de comprender la razón de su rara amabilidad.

— Mejor tómame una foto, así no me desgasto tanto. — sonrió altivo. — Además es incómodo sentir tu mirada.

— Nadie te está viendo. — volteó hacia la ventana cruzando sus brazos.

Yoongi sonrió de lado.

— Si, como digas.

Seokjin rodó los ojos y suspiró.

Al llegar se bajaron del auto observando la mansión.

— Corre y ve a cancelar tu matrimonio, haz tu berrinche con tu papi.

Seokjin apretó los puños y lo miró.

— ¿Crees que es un berrinche? Esta bien, estoy acostumbrado a que la gente crea que soy un consentido hijo de papi. — se rió con nostalgia. — La gente no me conoce y no sabe todo lo que he vivido.

— Supongo que el no tener lo que quieres debe ser muy doloroso. — soltó con un tono sarcástico.

Seokjin no dijo nada y entró a la mansión dejando a Yoongi atrás.

Dongseok estaba sentado en la sala y lo observó sin darle mucha importancia.

Seokjin era consciente de que su existencia era muy insignificante, si estaba o no, a nadie le importaba realmente.

Aun así dolía presenciarlo con sus propios ojos, siempre le iba a doler su triste realidad.

— ¿Ya desayunaste?

— Solo vine a decirte que no voy a casarme con Taehyung, eso ya termino.

— Me estuviste rogando para que lo aceptara, pero ahora que lo hice me sales con que siempre no. — se rió y lo miró. — ¿A qué estás jugando, Seokjin?

— No estoy jugando, simplemente ya no funcionó. — dijo serio.

— Pues tendrás que hacer que funcione, porque no pienso cancelar nada, ya hablé con Byeol y Taehyung, los dos están de acuerdo.

— A mi no me preguntaste.

— ¿Cómo iba a hacerlo? Estabas desaparecido.

— Debiste esperar a que regresara.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora