Capítulo veintisiete

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Después de que todos se pusieron a buscar a Seokjin, Hoseok junto con los otros dos chicos optaron por irse a su mansión dejando a Namjoon con Jimin.

Hoseok se sentó en el sofá y soltó un suspiro aliviado.

— ¿Creen que lo encuentren? — los miró.

— ¿Tuviste algo que ver con eso?

Hoseok encogió los hombros.

— Tal vez. — dijo sin darle importancia. — ¿Por qué? ¿Ahora sienten pena por el hijo de papi?

— No, claro que no, solo era pura curiosidad.

— Si, claro…

La puerta fue abierta con bastante violencia.

Taehyung entró furioso a la casa tomando del brazo a Hoseok y llevándoselo a una habitación solitaria.

— ¿Qué carajos te pasa a ti? — dijo zafándose del agarre y sobando su brazo que dolía.

— ¿¡Dónde mierda tienes metido a Seokjin!? — gritó agarrándolo de los hombros.

— ¿De que hablas? Yo no se donde está tu estúpido novio, así que lárgate de aquí. — lo empujó.

— Primero mi mamá y ahora Seokjin, ¿tan obsesionado estas conmigo? — se acercó a él. — No necesitas ser tan extremista para que te preste atención, así que déjalos en paz.

— Ya quisieras, ¿por qué estaría obsesionado contigo? Si, quiero matarte, pero no eres el primero en mi lista.

— Dime ¿dónde está? — susurró y lo agarró del cabello jalándolo hacia atrás. — Habla antes de que se termine mi paciencia. — dijo entre dientes.

— No es mi culpa que tu novio se haya cansado de ti y haya preferido desaparecer. — sonrió de lado y bajó su mano acariciando el miembro ajeno lentamente, lo sujetó apretándolo con fuerza. — Tal vez, tu amiguito ya no sirve. — se rió.

— Hoseok, no juegues conmigo. — lo jaló más hacia atrás.

— Lárgate de mi casa. — acarició su miembro lentamente. — Ve a buscar a tu novio, para que te quite las ganas.

Taehyung lo empujó y salió de ahí azotando la puerta.

Hoseok se rió, apretó su mano en un puño y golpeó la pared con fuerza sintiendo el ardor y dolor en su mano, recargó su frente y trató de calmar su respiración.

— Deja de desahogar tu enojo lastimando tu cuerpo. — dijo serio.

Hoseok volteó a verlo.

Yoongi lo observó mientras estaba recargado en el marco de la puerta.

— ¿Desde cuándo lo sabes? — susurró escondiendo su mano.

— Desde tu primer día en la cárcel. — lo miró. — Escuché como te quejabas mientras te lastimabas.

— ¿Por qué no dijiste nada?

— ¿Habría servido de algo que lo hiciera? Lo más seguro es que te hubieras puesto a la defensiva, y eso no hubiera servido de nada.

Hoseok bajó la mirada.

— Vamos a que te cure eso.

Namjoon iba en auto con Jimin, el silencio era incómodo y bastante tenso.

Jimin lo observó.

— ¿Esto es parte de la venganza?

— ¿De que hablas? — lo miró confundido y sorprendido.

— No tienes que mentirme, aquí todos sabemos la razón del porqué Hoseok regresó.

— ¿Todos lo saben?

— Claro, no por nada querían matarlo mientras estaba en la cárcel. — suspiró. — Namjoon, aquí todos saben lo que Hoseok y su madre vivieron en manos de Seung y Byeol, todos aquí ayudaron en algo para ese mal.

— ¿Por qué?

— El padre de Hoseok prometió dividir el dinero de los Jung entre todos, además cada uno tenía algún resentimiento con Jung Wooseok.

— Entonces, Hoseok y su madre solo fueron víctimas del enojo que le tenían a Wooseok y de la ambición que tenían todos. — se rió de forma falsa.

— Si, básicamente fue así. — miró hacia otro lado. — Todos están esperando a que Hoseok haga algo para contraatacar, así que lo que sea que está planeando no será sorpresa para nadie.

Namjoon suspiró y asintió.

— El no busca ocultarlo, de hecho le da igual si lo saben o no. — encogió los hombros. — El va a matarlos cuando menos lo esperen.

Ese día no apareció Seokjin por ningún lado, nadie supo de su paradero por varios días en los que estuvieron preocupados buscándolo sin parar.

Seokjin se había estado ocultando en un motel de paso, se llevó la botella que Hoseok le había dejado el día del evento, aún no había tocado ni una sola gota, pero su abstinencia, su ansiedad y todo el estrés sobre aquel hombre muerto lo estaban llevando a su límite, y estaba seguro que en cualquier momento iba a recaer.

— Kim Seokjin, si desaparecieras hoy nadie te extrañaría. — dijo abrazando sus piernas. — Solo eres un maldito asesino que es débil y frágil. — agarró la botella, la abrió y entre lágrimas le dio un gran trago.

Sintió la burbujeante bebida en su garganta deshaciendo el enorme nudo que tenía y la ansiedad comenzó a desvanecerse poco a poco, la calma llegó a su sistema junto con la última gota de alcohol.

¿Hace cuanto tiempo no se sentía así de bien? No iba a mentir, extrañaba demasiado esta sensación. Extrañaba sentirse intoxicado e ido por el alcohol en su sistema, lo había dejado una vez, pero dudaba poder hacerlo ahora.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora