Capítulo seis

159 34 5
                                    

En la hora del descanso Hoseok siempre se iba a un lugar solitario para escuchar música o leer, se había acostumbrado a la soledad, así que muchas veces estar con tanta gente lo agobiaba demasiado.

Hoseok acarició con delicadeza la marca que tenia, aunque quisiera no podía olvidar ese día.

El chico nuevo siempre lo veía de lejos, pero ese día estaba decidido a acercarse, así que decidió sentarse junto a él.

— No me pidas irme, por favor.

Hoseok lo miró un poco incómodo, estaba a punto de levantarse e irse corriendo de ahí.

— Por favor, quédate. — lo miró.

Hoseok asintió lentamente.

El chico sacó un chocolate y se lo dio.

— Espero que te guste. — sonrió.

— Gra-gracias por todo. — murmuró sin mirarlo.

— Gracias a ti por ser mi amigo. — lo miró con una sonrisa.

— ¿Somos amigos? — lo miró abriendo grandes los ojos.

— Si, yo te considero mi amigo.

Hoseok sonrió, al fin, después de tantos días estaba regalándole una sonrisa.

— Tienes una sonrisa hermosa, así que no dejes de mostrarla.

— No digas esas cosas, me haces sentir incómodo.

— Esta bien, ya no digo nada. — alzó las manos en modo de rendición.

El chico comenzó a mostrarle ese lado bonito de la vida que Hoseok había olvidado que existía, empezaron a pasar mucho tiempo juntos en la escuela, y a veces cuando nadie estaba también en la casa de Hoseok.

— A tu cuarto le falta color y brillo, le falta tu esencia. — lo miró. — Le falta el toque Hobi, hay que hobificarlo.

— ¿Hobificarlo? ¿Qué es eso? — se rió. — Yo no se de donde inventas todas esas cosas.

El chico se rió y encogió los hombros acostándose en la cama.

— Ven aquí, acércate a mi.

Hoseok lo miró dudoso y se acercó.

— ¿Qué pasa? — susurró.

El chico se sentó y lo abrazó de la cintura mirándolo.

— Eres hermoso Jung.

Hoseok se sonrojó mirando a otro lado.

El chico se acercó y lo besó lentamente saboreando sus labios.

Hoseok no sabía que hacer, no entendía lo que pasaba, pero definitivamente no le molestaba la sensación de los labios ajenos sobre los suyos.

El chico se alejó mordiendo el labio y estirándolo un poco.

— Tus labios se pusieron muy rojos. — sonrió acariciando el labio de Hoseok con sus pulgares.

Hoseok lo miró confundido y tímido por la situación.

El chico se levantó y lo abrazó escondiendo su cara en el cuello de Hoseok oliendo su perfume dejando pequeños besos.

Hoseok sonrió y correspondió el abrazo.

Aquel chico se había vuelto en un rayo de luz para Hoseok, un motivo para seguir viviendo, la presencia del chico había traído calma a su catastrófica vida.

De pronto a Hoseok ya no le molestaba abrazarlo o besarlo, aquel chico tímido y cohibido ya no existía, ahora se sentía más cómodo y reía mucho más cuando estaba en presencia de aquel chico.

El chico abrazaba por la espalda a Hoseok besando su cuello.

— Me gustaría pasar más tiempo contigo, siento que el tiempo que pasamos juntos no es suficiente. — susurró en su oído.

Hoseok se estremeció y se rió porque le daba cosquillas.

— Basta, me haces cosquillas.

El chico lo abrazó fuerte.

Hoseok  no sabía lo que sentía exactamente por ese chico, no tenía experiencia en absolutamente nada, pero le gustaba las sensaciones que el chico le hacía sentir y experimentar, no podía negar que le daba miedo todo lo que pasaba, pero le gustaba y siempre quería más.

— Me gusta estar así contigo. — sonrió aferrándose a él.

— A mi también, y mucho. — le dio un beso en la mejilla.

Hoseok se acurrucó en sus brazos.

— Jung, bésame.

Hoseok se sonrojó, se volteó quedando frente a frente, lo agarró de las mejillas y lo besó.

Se sentía flotando en las nubes, parecía un sueño hecho realidad.

Estaba ilusionado con estos sentimientos y con esa calma que sentía, quería aferrarse a ella con todas sus fuerzas, no quería volver a esa horrible realidad que vivía en casa.

Hoseok confiaba en ese chico, confiaba en lo bien que le hacía sentir su compañía.

— Si te pidiera huir conmigo, ¿lo harías?

El chico lo miró sorprendido, pero asintió con una sonrisa.

— Si tu me pides irme al fin del mundo lo haría, contigo me iría hasta el mismísimo infierno. — sonrió y le dio un beso en la frente.

Hoseok se sintió cálido con esas palabras y lo abrazó fuerte, no podía pedir nada más mientras lo tuviera a él a su lado.

— ¿Quieres huir? — lo miró acariciando su mejilla.

— Si, quiero irme muy lejos de aquí.

— Bien, entonces, nos iremos juntos. — sonrió.

— Gracias por ser mi héroe, de verdad muchas gracias.

— Para mi es un placer serlo, mientras pueda serte de ayuda yo estaré encantado siempre.

— Te quiero mucho. — dijo con un nudo en la garganta. — No eres consiente de esto, pero de verdad salvaste mi vida.

El chico sonrió, agarró sus manos y las besó.

— Entonces, vayámonos lejos.

Hoseok asintió feliz abrazándolo.

El chico lo abrazó besando su cabeza.

— Vamos a ser muy felices solos tú y yo.

— Yo se que vamos a ser muy felices, contigo no tengo nada que perder.

El chico sonrió y juntó sus frentes.

¿Qué podría salir mal? Un chico aislado del mundo, sin amigos y sin ninguna persona que le demostrara amor, conoció a un chico que le dio y le demostró lo que solo una persona le había demostrado antes.

Desde que su mamá había fallecido no había sentido todo esto, así que nada malo podía pasar, no podía salir mal si todo se sentía tan bien y tan correcto.

Byeol aún seguía molestándolo y haciéndole la vida imposible, pero trataba de ignorarla sin hacer los problemas más grandes, quería pasar desapercibido sin molestar a su papá o a Byeol, en esos momentos su prioridad era seguir en esa nube con aquel guapo chico donde todo era felicidad.

Hoseok podía soportarlo todo con tal de seguir viviendo este hermoso sueño, estaba tan feliz que se había olvidado de su marca y de todos los problemas que tenia.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora