Capítulo diecisiete

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— Hoseok, necesitas escapar de aquí. — dijo serio. — Beomgyu puede arreglar todo para darte una identidad nueva.

— No, ¿por qué haría eso?

— Mocoso, tienes muchos enemigos afuera que te quieren muerto, y créeme que no van a dejar que salgas de aquí con vida. Necesitas huir de aquí.

— No, yo no soy ningún cobarde, además no quiero tener que estarme escondiendo. Yo de aquí saldré el día que se cumpla mi condena, ese día seré libre. — dijo seguro. — Que sigan intentando matarme, ya veremos quien se cansa primero. — encogió los hombros.

Namjoon y Yoongi lo miraron sorprendidos ante su actitud.

— No puedo creer que seas el mismo chico que no sabe usar un celular y creyó que el suyo se había roto porque no prendía, pero solo era la pila. — se rió un poco.

Namjoon se rió y abrazó de lado a Hoseok.

— Nuestro pequeño va aprender rápido a usar el celular, así como aprendió a usar armas y ser un hijo de puta. — sonrió.

Hoseok se rió y negó con la cabeza.

— Odio cuando se ponen cursis. — hizo cara de asco.

— Nos amas. — dijeron al unísono.

— Chicos, tenemos que salir de aquí vivos y habiendo cumplido nuestras sentencias, no quiero que ninguno de los tres regresemos a este lugar. — los miró. — Ya no habrá manera de que nos vuelvan a atrapar, seremos los reyes.

— ¿De que hablas?

— Seremos intocables, todos van a pagar por lo que nos han hecho.

— Sabes que eso tomará tiempo, ¿verdad?

— Yo haré que cuando salgamos todo este listo para cumplir nuestros objetivos.

— ¿Y como crees que lo harás?

— Con ayuda de Jung Wooseok. — sonrió altivo. — Me la debe.

— Mocoso, nadie sabe nada de el, pareciera que se lo tragó la tierra.

— Yo lo voy a encontrar, yo haré que salga de su escondite.

— Como tu digas…

Yoongi y Namjoon se sorprendían de la seguridad que Hoseok tenía ante sus planes, a veces hasta sentían que era muy ingenuo creyendo que todo saldría como quería e incluso tomándose todo lo que pasaba muy a la ligera.

No podían evitar preocuparse por el, pero suponían que era su forma de manejar las cosas después de todo lo que había vivido, aunque ellos vivieron cosas complicadas también, la diferencia era que ellos habían tenido familias e infancias muy buenas, algo que Hoseok no había tenido en lo absoluto.

— Confíen en mi, yo se lo que hago. — dijo con cierta ternura e ingenuidad en su voz.

Los dos lo vieron sorprendido de que ese chico fuera el mismo que semanas atrás había matado a un hombre sin pensarlo dos veces.

Taehyung había comenzado una relación con Kim Seokjin, el heredero del primer ministro Kim Dongseok, quien no estaba para nada feliz con esa relación.

Kim Dongseok era la mano derecha del candidato para presidente Jeon Deoksu.

— ¿Por qué estaban los falsos Jung en tu fiesta? — lo miró con la ceja levantada.

— El maldito de Park Sangwoo los invitó.

— Creí que habíamos quedado que después de la muerte de Seung íbamos a mantenernos al margen con ellos.

— Eso se suponía, solo trataríamos de hacer el favor que nos pidieron. — dijo molesto. — Por lo visto Sangwoo tiene sus propios planes.

— El chico andaba muy cariñoso y coqueto con Seokjin.

— Lo sé, créeme que espero que todo quede en un simple coqueteo. — suspiró. — No me gustaría que mi hijo se vea involucrado con esa familia.

— Esa historia me parece muy familiar, y créeme que no termina nada bien.

— ¿Lo dices por Jung Dawon?

Deoksu asintió.

— Aquello solo fue un desafortunado suceso.

— ¿Eso crees? Porque yo no… — dijo serio. — Nada de lo que pasó en ese entonces fue coincidencia, al igual que ahora, así que ten cuidado y evita que esa relación prospere.

Dongseok lo observó y asintió.

Aunque habían ayudado en muchas cosas a los falsos Jung, así era como habían sido apodados, pues ninguno tenia realmente sangre de un Jung en sus venas, sin embargo usaban el apellido para entrar al mundo de la élite. Los habían ayudado en muchas cosas, sin embargo lo hacían por su propio beneficio, ahora que Seung había muerto, ya no tenían ningún interés en seguir en contacto con ellos, pero por lo visto sería difícil deshacerse de esa plaga.

— Nadie logró matar al hijo de Seung.

— Tal vez no es tan malo que viva, no tiene nada en contra de nosotros. — encogió los hombros. — No nos conoce, y el muchacho no nos ha hecho nada, así que yo ya no me voy a meter.

— Creí que también lo querías muerto.

— Eso era antes, ahora ya no me interesa.

Cada uno había tenido sus motivos para ayudar a los falsos Jung, algunos solo lo habían hecho por hacer un simple favor, pero la mayoría tenía motivos de peso para hacerlo.

Honestamente les convenía y preferían que ningún Jung formará parte de ellos, era mejor tener a los falsos que a uno verdadero siendo parte de la élite.

¿Sus razones? Solo ellos las sabían, era algo que no habían compartido entre ellos, pero que todos deseaban saber. Nadie lo diría en voz alta, pero ninguno se opuso ante el arresto de Hoseok porque aunque no lo aceptarán el joven representaba problemas para todos, a pesar de que no lo conocían. 

Aun así sabían lo que el joven había padecido y sufrido ante las garras de su padre y Byeol.

La familia Park había ayudado a conseguir el internado al que fue ingresado.

La familia Kim ayudó con el tema de la herencia de Dawon y también con el arresto de Hoseok.

La familia Jeon le había hecho a todos las cosas más fáciles quitándoles los obstáculos y ayudando a que Jung Wooseok no se entrometiera en nada.

Así que todos habían ayudado de una u otra forma a que la pesadilla e infierno de Hoseok se hiciera realidad. Todos ellos habían ayudado a que le hicieran la vida imposible con motivos o sin ellos, aún así ayudaron en algo.

𝙀𝙣𝙚𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora